(Escrito en diciembre de 2013 tras estar parte del verano de baja por problemas médicos)

Querido amigo, querida amiga

Este verano [2013] he pasado una situación que me ha hecho replantearme mi estilo de vida en diversos aspectos, entre ellos hacer ejercicio físico regularmente. En una de mis caminatas se me ocurrió la idea de escribirte las líneas que siguen.

CREO en mi fragilidad como ser humano y lucho por percibirla en las personas que me rodean.
CREO en ser honesto conmigo mismo y con los demás como la mejor forma de vida.
CREO, como ser humano que soy, en mi enorme potencialidad para el bien, pero también para el mal.
CREO que lo bueno que hay en mi procede, en última instancia, de Alguien infinitamente mejor que yo.
CREO que cada ser humano necesita buscar y encontrar sentido a la vida y que hay Alguien que anhela escucharle.
CREO que la injusticia y el dolor que veo alrededor de mí muchas veces no me espanta como debiera.
CREO que quienes abusan de las personas  que tienen al lado, quienes cometen injusticias recibirán algún tipo de retribución aquí, pero también un día de modo definitivo.
CREO, en fin, que mi misión es luchar por la justicia, aquí y ahora, junto a otras personas que tienen la misma visión [aunque tengan formas de vivir la espiritualidad diferentes a la mía], y acompañar a quienes sufren a mi alrededor, y vivo con la firme esperanza de ver en nuestro mundo más testimonios de lucha por la justicia y entereza frente al dolor.