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Preguntas de desesperación y de esperanza
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Salmo 13:1-2
Cuando hemos sido personas que afirmamos haber contado con Dios, y en algún momento de nuestra vida nos vemos envueltos en el dolor que creemos injustificado e insoportable, podemos tener actitudes diversas. Una es demostrar nuestra decepción y rabia hacia él, acusándolo de incompetente, de falto de amor u otras cosas. Otras es la queja adecuada que muestra confianza: ¿hasta cuándo?
Las cuatro preguntas que siguen a esta expresión incluyen la confianza y la esperanza, porque el autor es consciente de que en algún momento habrá salida a lo que le está pasando, la cuestión es cuánto tendrá que aguantar de esa forma hasta ese final anhelado.
Buscando la atención de Dios
Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
Salmo 13:3-4
Nuestra experiencia nos dice que si queremos evitar sentir compasión por alguien que la necesita, lo mejor es evitar la mirada. No es fácil ver el dolor de otros, la miseria y el sufrimiento, sin sentirnos movidos a hacer algo. Es más sencillo no mirar.
David, el compositor del salmo, es consciente de ello, por lo que pide a Dios que lo mire, ¡quién sabe si al contemplarlo en tal situación desesperada se mueva a actuar con más celeridad.
Miradas encontradas
El hombre mira hacia Dios y pregunta, buscando respuestas. Dios mira hacia al hombre y se conmueve viendo su necesidad y situación de estar perdido. Es entonces que se produce eso que llamamos salvación, es decir, la intervención de Dios en favor de los que le buscan.
Foto de Isi Parente en Unsplash
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