Pues siempre estoy consciente de tu amor inagotable,
 y he vivido de acuerdo con tu verdad.
Salmo 26:3 (Nueva Traducción Viviente)

Cada día nos enfrentamos a los demás y a lo que esperamos de ellos. Ante su presencia, la perspectiva que tenemos regula nuestra relación. Si sé que me ama de forma incondicional, me siento seguro y confiado de mostrame más como soy. Si, por el contrario, espero que me desprecie, también sé qué esperar de él y me protejo. 

En ocasiones nos enfrentamos a personas que por momentos nos quieren con locura pero que más tarde nos odian. No sabemos qué esperar de ellos y nos causan miedo y mucha inseguridad. Con ellos es más difícil convivir y estamos precavidos. No es posible tener una relación estable.

David está seguro de lo que espera de Dios: un amor inagotable. Afirma que continuamente lo tiene presente y eso, por supuesto, afecta a su vida. Sabiendo que Dios tiene una disposición hacia él de hacerle bien es que puede ofrecer su transparencia e integridad. ¿Para qué engañarse?

Muchas veces he hablado con Dios sobre esto y es bueno que lo pongamos en sus manos: haznos cada vez más consciente de con continua disposición a amarnos, que no olvidemos que estamos en tu mente y bajo tu cuidado.

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