10 Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?
Rut 2:10

Un pequeño evangelio

En el libro de Rut se encuentran destellos de lo que más adelante se vio en la vida de Cristo. Es una anunciación del evangelio, y no sólo porque a Booz se le llama redentor y porque del matrimonio entre ellos vino David, sino por abundantes gestos y palabras de gracia. Esta pequeña historia es como una semilla que se introduce en una tierra seca y dura que consigue germinar.

El reconocimiento

Cuando Booz va a hablar con Rut, ella se asombra de que él la reconociese. No sólo es que se diese cuenta de quién era, sino de que se acercó y la trató con dignidad.

Algo que hace el evangelio es reconocer a las personas. Si seguimos atentamente la historia de Jesús, le vemos mirandolas, tocándolas, preguntando por sus nombres, destacando su fe, acudiendo a sus casas e incluso dejándose tocar por ellas. Además, sorprende que lo hizo más con aquellas que generalmente eran ignoradas por sus convecinos.

Rut se sorprende de que Booz haga eso mismo y entiende que es un acto de gracia. Booz no tenía ninguna responsabilidad ni obligación para con ella, y él la reconoce, destacando además la bondad que había mostrado hacia Noemí.

La reacción de Rut

La reacción de Rut ante la gracia no fue el orgullo, el creer que era lo que se merecía por su “buena conducta”. La gracia, cuando se recibe como tal, tiene el efecto contrario, el de la humildad y la sorpresa.

Es la misma reacción que también se ve continuamente hacia la persona de Cristo. A quienes acudían a él en busca de su mirada, no les quedaba un atisbo de orgullo, sino que se sentían indignos de recibir su amor.

Dios es alguien que quiere reconocer. Le vemos queriendo compartir su gloria con su pueblo, aunque éste le niegue y se rebele continuamente. Aún así, Él quiere llevar hasta el final ese deseo. Jesús lo hizo en su vida entre nosotros y tenemos las promesas de honra a su iglesia que se le revelaron a Juan en su libro que conocemos por el Apocalipsis.

La labor de los discípulos de Cristo

Esta realidad del evangelio también está vigente para su iglesia. Reconocer es no dejar a las personas que están a nuestro lado en el anonimato, sino preguntar cómo se llaman, de dónde vienen y si podemos hacer algo por ellos.

Es curioso que parte de ese reconocimiento de Booz fue dejarle que comiera con ellos (v.14). ¿No nos suena esto? Veo a Cristo comiendo con otros, me resuena en la mente la historia del hijo pródigo que culmina con una gran comida, percibo el olor del gran banquete. Y es que comer con los demás tiene un algo de reconocimiento.

La iglesia tiene un gran reto y oportunidad mirando, nombrando, compartiendo comidas y ofreciendo el reconocimiento de Cristo hacia nuestros prójimos.

Foto de Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash