Desde el extremo de la tierra clamaré a ti cuando mi corazón desmaye. Llévame a la roca que es más alta que yo
Salmo 61:2. RVR 1995
La situación de estar en exilio es un tema recurrente en la Biblia. Vivir lejos de la tienda donde se encuentra Dios, o de Jerusalén o del propio Israel, es una tragedia para el pueblo o para una persona cualquiera que ame a Dios y se vea forzada a alejarse de la tierra prometida.
Algunos creen que este salmo fue compuesto por David cuando su hijo Absalón provoca un golpe de estado (2 Sam 16 al 18). Sea así o en otra ocasión, David reflexiona en su situación de lejanía, describiendo el lugar en el que está como el “extremo de la tierra”, perdido y todo lo lejos que se pudiera estar de su Dios.
El caso es que siendo Dios omnipresente, en cualquier lugar nos podemos encontrar cerca de él, pero curiosamente, en cualquier lugar también podemos encontrarnos tan alejados de él como si hubiera un abismo entre los dos.
David, en este momento, sabe reconocerlo, le pone nombre y describe lo que se siente lejos de Dios. ¿Somos capaces de reconocer nosotros esta lejanía cuando nos sucede y anhelar el regreso? Porque podemos estar lejos de Dios donde él está, y además ser capaces de no darnos cuenta de ello.
Que nuestro corazón desmaye, y no tarde en hacerlo, cuando el tiempo pasa y nos encontramos lejos de nuestro creador y redentor.
Foto de Job Savelsberg en Unsplash
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