Voz de Jehová que derrama llamas de fuego; 
Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Salmo 29:7-8

La voz de Dios está por encima del poder y del ruido de las aguas. Sus palabras se escuchan en medio de ellas. Quien no quiera recibirlas no podrá decir que  Dios no habló alzándose por encima de cualquier otro sonido. 

Su voz rompe árboles, quema, arde, hace templar desiertos. ¿No son estos verbos la descripción de lo que también puede hacer con nuestra vida? Dios habla para romper lo que parece fuerte, quema todo aquello que debe ser destruido y hace que todo tiemble ante él.

La voz de Dios desnuda y despoja la naturaleza, pero también a nosotros. Nos presenta ante él indefensos y vulnerables, sin poder ocultar o aparentar nada que no sea la verdad.

Su voz, finalmente proclama su gloria. Algunos se arrodillarán y reconocerán la valía insuperable de Dios. Otros se resistirán.

¿Cuál es el efecto de la voz de Dios en nuestras vidas? ¿Estamos atentos a escucharle?

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