Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13-14
Una interpretación tradicional: el camino fácil es la vida fácil
En la tradición de la doctrina evangélica, a las palabras “estrecho” y “amplio” de este texto, se les da el sentido de “difícil” y “fácil”. De hecho, en algún comentario que he consultado, se hace tanto énfasis en esta interpretación de las palabras que no hay ninguna alusión a la frase final de Jesús: “pocos son los que la hallan”, que, sin embargo, nos ayudan a comprender mejor la metáfora del maestro.
Si de verdad Jesús quiso decir eso, que una alternativa es lo fácil y otra lo difícil, parece que quien entra por la puerta angosta o estrecha, tiene un camino abrupto y complicado que recorrer, donde encuentra sufrimiento, pero con un destino glorioso. Por otro lado, quien no escoge ese camino, tiene una vida fácil, pero con un final de perdición. “Fácil”, porque un camino ancho debe ser sencillo de caminar y una puerta amplia cómoda de cruzar. Entonces ¿Jesús está queriendo decir que la vida sin Dios en la tierra es coser y cantar, pero ante su destino final es mejor desecharla?
Parece una interpretación extraña si tenemos en cuenta otras palabras de Jesús y la realidad de su entorno: Jesús está rodeado de personas que sufren, que le buscan precisamente porque sienten malestar en muchos niveles de su vida. Es más, Jesús repite en numerosas ocasiones que vino a buscar a personas que estaban enfermas, ciegas, esclavas, perdidas (Mt 11:4-5; Lucas 4:16-19). Quiero decir que, en aquellos tiempos y también ahora, para las personas que no siguen a Jesús la vida ya resulta bastante difícil y no es de ninguna manera un camino ausente de dificultades. Si bienes verdad que para algunos “privilegiados” la vida es un aparente camino de rosas, éstos son verdaderamente pocos, la minoría, una mínima parte de todos aquellos l que se encuentran en el camino ancho y que aún así, sufren.Si miramos a nuestro alrededor, comprobaremos que es así.
Una interpretación alternativa: un camino que pocos eligen por ser poco evidente.
Para entender lo que Jesús puede estar diciendo con esta metáfora, es conveniente que miremos el contexto. En este discurso de Jesús, él plantea una forma de vida distinta a la habitual en la sociedad en la que vivía. Por ejemplo, las bienaventuranzas crean una expectativa positiva a un tipo de personas que generalmente se despreciaban. También, cuando después interpreta la ley de Moisés, le da la vuelta a como el pueblo judío la veía en su comportamiento ético habitual. Tras reinterpretar esta visión de las normas y formas de vida ponía énfasis en cosas que no se ven frente a las que sí se ven.
Ese tipo de comportamiento que muchos adoptaban en aquellos tiempos y que reprocha Jesús de sus contemporáneos, era la normalidad, lo que guiaba a la mayoría; mientras, lo que él anunciaba tan sólo lo intentarían unos pocos. Es decir, casi todo el mundo está en el camino ancho, porque uno no tiene que hacer un esfuerzo para ir por él, se lo encuentra , camina y ya está. Sin embargo, el camino y la puerta estrecha son difíciles de encontrar. Por eso dice Jesús que pocos la hallan (v.14), explicando verdaderamente lo que quería decir: la vida proviene de una puerta y un camino estrecho, que no es fácil de ver y en el que pocas personas entran de forma natural, porque pocos los buscan, pocos tocan en esa puerta y piden entrar por ella;a pesar de que ahí está todo lo bueno que Dios quiere dar (Mt 7:8-12). ¿Para qué van a buscar una entrada oculta y estrecha si hay una puerta enorme que indica el camino por donde va todo el mundo?
Concluyendo
Todo esto nos da una pista para reflexionar sobre cómo estamos dirigiendo nuestra vida. Si toda la sociedad sigue un camino, desconfía de él, porque te perderá. Va a ser muy extraño (aunque no tiene que ser imposible) que los valores que nuestra sociedad enseña sobre “para qué” y “cómo” se vive la vida sean verdaderamente buenos para nosotros. No porque sea aceptado por muchos significa que esté bien.
Por eso, si vemos que en el transcurso de nuestros actos y nuestro tiempo vemos que no nos estamos diferenciando sino por ser un poco más éticos (Mt 7:21-23), algo está funcionando mal, porque Jesús habla de un camino distinto que marca una diferencia importante, porque no seguimos a los gurús de nuestro tiempo (Mt 7:15-20) y el fundamento mismo de la vida es radicalmente distinto (Mt 7:24-27).
Como dice Donald Carson, “el camino de Dios no se puede descubrir apelando a la opinión de la mayoría, porque ésta se encuentra en el camino que lleva a la perdición” ( El Sermón del Monte, pg 161).
¿Y acaso podemos hacer algo para cambiar de camino? Sabemos que de nosotros depende poco, salvo pedir, buscar y llamar para que Dios nos de el camino bueno que lleva a la vida, viviéndola desde ahora. Así, cuando nos lleguen las dificultades, que a todos nos afectan (Mt 724-27), las afrontaremos de la forma adecuada en la tierra y luego, vendrá lo perfecto.
En la Sagrada Biblia hay relatos de contados humanos que se salvaron de la ira de Dios. En el diluvio y en Sodoma y Gomorra. Ahora, nos vuelve advertir de los pocos que encontrarán el camino angosto y que por su valentía y persistencia entrarán por la puerta angosta, bajo la Gracia de Dios.