Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre (Salmo 16:11)
Una de las frases que los padres dicen a sus hijos cuando tienen que escoger sus estudios para su profesión es: “escoge lo que te haga feliz” y cosas similares. A veces los animamos a estudiar diciendo: “para que puedas trabajar más adelante en lo que te gusta y no de camarero” (o barrendero). Sin embargo, al enviar esos mensajes, ¿lo que enseñamos sin pensar es que el gozo y tu alegría dependen de uno mismo o de estudios o profesión?.
Mientras que en teoría sabemos que nuestra alegría sólo está en Dios, en la práctica decimos y vivimos de forma contraria y la frase anterior es sólo un ejemplo de miles de situaciones similares, un ejemplo de cómo los valores de esta sociedad están bien arraigados a nuestro ser. Piensa en ello detenidamente, ¿cuántas cosas importantes o no tan importantes escogemos simplemente porque está de acuerdo a nuestros gustos y creemos que nos proporcionarán el gozo y la alegría que quiere nuestro ser? Nada de eso tiene que ser malo en sí mismo, pero hemos puesto nuestra satisfacción en ello.
Orando sobre ello me dije: “Quiero que seas tú quien me de la alegría y que no dependa de ninguna cosa externa”. ¿Qué significa eso en la práctica? Bueno, aún lo estoy aprendiendo y pido a Dios que me enseñe a hacerlo, pero mientras le dejo eso en sus manos, renuncio a buscarlo en otro lugar y a dejarme ser radiografiado para darme cuenta en qué pongo mi satisfacción.
Este pensamiento no es nada nuevo. Te animo a leer algunos de esos textos: Salmo 16:11; 118:24; Juan 15:11; Romanos 15:13; Filipenses 4:4
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