Juan 14:8-10

8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

Al leer este texto me identifico con Felipe. Me recuerda esos momentos que has preguntado algo y todo el mundo te mira con cara de: ¿pero es que no lo sabes? Me identifico con los observadores que estaban allí, que probablemente tenían la misma pregunta y suspiraron porque la dijo otro.

Y me identifico con todos los que, después de haber respondido Jesús quizá siguieron sin entender pero ninguno se atrevió a volver a preguntar. Y es que Jesús le dice a Felipe “pero ¿cómo no te has dado cuenta?” y entonces miramos a un lado y a otro y pensamos, ¿pero era tan evidente? Bueno, pues ahora al menos me dirá lo evidente que es y saldré de dudas. Pero leemos su respuesta y aumentan nuestras preguntas. ¿Qué quiere decir Jesús con eso de que viéndole a él vemos al padre? Y no lo llegamos a comprender del todo.

Pues les voy a ser sincero y honesto. Yo tampoco lo entiendo del todo. La respuesta de Jesús me deja más sorprendido que satisfecho. Así que le vuelvo a decir a Jesús, quiero ver al Padre, quiero verte a ti, quiero vivir en Cristo, quiero llenarme de tu Espíritu.

Prefiero ser visto como un incompetente, que aparentar saber, vivir o ver cosas que no sé, vivo o veo. Así que pregunto, pregunto, pregunto y pido a Dios: quiero verte, mi Dios y mi salvador.