“ No contristéis al Espíritu Santo, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”
Efesios 4:30
Hace poco, hablando de una persona que había conocido al Señor y estaba contando su experiencia con Dios a todo el mundo, otra me comentaba: “yo le voy a recomendar que en su barrio no hable abiertamente, porque puede ser peligroso”.
Yo, muy espiritual, claro, le hice ver que el Espíritu Santo hace su obra y que nos protege y nos cuida y que no debemos desanimar a nadie a predicar a otros de Dios por temor.
Acto seguido, el Espíritu Santo, con esa sutileza que sólo Él tiene me dijo ¿y tú qué? ¿No me tienes tú metido en tu bolsillo y sólo me sacas cuando te conviene?
Debo reconocer que sí, cada mañana me levanto y cojo a Mi Dios y lo meto en el bolsillo de la mochila o en el estuche de los AirPods y me lo llevo conmigo al trabajo. Una vez allí, lo introduzco en el bolsillo del uniforme y lo saco en aquellos momentos en que lo necesito
“Dios, ayúdame a coger bien esta vía”
“Dios, que no se nos muera esta persona”
“Dios, protégeme de esta persona violenta”
En cuanto pasa el sofocón, lo vuelvo a meter rapidito, que nadie lo vea, no vaya a ser que me pregunten, el Espíritu Santo haga su obra y mis compañeros crean en Dios, y luego a ver que lío…
Cuando acaba la jornada laboral, me lo traigo de vuelta a casa, con mi marido y mi pequeño zoológico (tres gatos y una perra) y ahí sí. Ahí si lo saco del bolsillo y dejo que se esparza a sus anchas, que se estire y que invada mi hogar, sobretodo si ese día también vienen mis amigos cristianos a aprender y a compartir…
Tengo, con gran pesar debo reconocerlo, un Dios de bolsillo, que se adapta a mis necesidades y a mi estilo de vida… cuando en realidad, Dios es tan absoluto que ni el Universo lo contiene.
Es quizás por eso, que vivo un cristianismo mediocre donde el amor hacia Dios no es mi primer objetivo y donde el amor hacia mi prójimo no es el segundo. Vivo un estilo de vida donde estoy yo en el centro y me cuesta ceder mi lugar, pero, … Dios me ama y hará la obra en mí. Una vez que me ha llamado la atención sobre mi Dios de bolsillo, una vez que yo admito que no puedo cambiar esta realidad sola, pero que lo deseo, entonces, Dios comenzará a hacer su obra y yo me dejaré llevar en su bolsillo.
“El mandamiento “sean perfectos” no es una frase idealista. Tampoco es un mandamiento para que hagamos lo imposible. Él nos convertirá en criaturas con capacidad para cumplirlo”
CS Lewis, Mero Cristianismo
Foto de Julian Santa Ana en Unsplash
Comentarios recientes