La redención desde un punto de vista socio-político

Sin ser experto en materia de cultura o cine y sin investigación previa, voy a ofrecer una suposición que quizá sea algo gratuita, pero piensa en ello: en la gran mayoría de películas de superhéroes, se plantea una situación en la que el mundo, un país o una sociedad necesita ser salvada de un futuro catastrófico o de un poder dominante y destructivo. 

 ¿Por qué  atraen este tipo de películas? Aquí la suposición: en el fondo, reconocemos que nuestra situación tiene algo de perdición y nos sentimos identificados, así que durante unas horas mantenemos la ilusión de que es posible que nos rescaten.

Esto más o menos sentían los judíos en los tiempos de Jesús.Cuando cuando Él vino anunciando que el reino de Dios se había acercado (Mr 1:15), era como si el héroe definitivo hubiera aparecido para liberarles, salvando las diferencias, claro. Esas palabras de Jesús estaban llenas de contenido para ellos, sabían a lo que se refería, y a diferencia de las historias que nos cuentan ahora, su mensaje era esperanzador y no ficticio.

La redención desde un punto de vista individual

No sólo necesitamos ser salvados de las circunstancias que nos limitan u oprimen, también queremos ser redimidos de nosotros mismos, de nuestros errores, dificultades y nuestra maldad. 

Jesús mismo dijo que él vino a tratar situaciones personales, como la del ciego, el pobre, el preso, el sordo… (Lc 4:18). Todos ellos reflejan la precariedad de cada uno de nosotros. No son pocas las historias que se cuentan hoy que tratan de todo esto. En alguna medida todos tenemos algo de ciego, de sordo y de preso.

Con respecto a la maldad, los relatos de ahora también tratan de explicarla y darle solución. De hecho, los superhéroes están acompañados de supervillanos, sobre los que últimamente se hace cine. En los últimos años hemos visto cómo se nos intenta explicar el origen de su deseo de infligir dolor y muerte. Lo cierto es que, en mayor o menor medida, todos somos villanos y nos gustaría saber por qué y, mientras que desde estas nuevas películas como “El Joker”, la razón estaría en cómo nos han maltratado en infancia, Jesús nos hace responsables de nuestros actos y deseos y a su vez nos reconoce como seres incapaces de solucionarlo, por lo que él vino también a dar un camino de salida: “no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. (Lc 5:32).

¿Cómo nos ha redimido Jesús?

Jesús, entonces, con estas dos declaraciones, pretende ser capaz de dar respuesta al doble problema que he presentado:

  1. En primer lugar, ofreciendo un “reino” que proviene de Dios o de los cielos, lo que implica una salida a las inadecuadas esperanzas que podríamos poner en una sociedad imperfecta creada por los humanos;
  1. En segundo lugar, una nueva vida, o un nuevo comienzo (Jn 3) en el que todo se hace nuevo en cada individuo. 

Como discípulos o alumnos de Cristo, es importante que comprendamos esto: 

 cómo se vive la realidad del reino y de la nueva vida ahora, y cómo ilumina nuestra experiencia la esperanza de que tras este mundo todo se culminará en perfección. 

Esto es importante, porque es a partir de aquí que podremos escuchar a quien no conoce a Cristo y cómo en sus conversaciones muestran su deseo de solución de estos dos aspectos. Es entonces que podemos ofrecerle el único camino posible.

Estemos atentos

Si nos fijamos en las historias que contamos o nos cuentan, ya sean desde la ficción o las reales, podemos ver que en cada una de ellas hay algo de búsqueda de redención o de rescate. Las personas claman, se quejan, buscan y  hacen algo para sacudirse el sopor de la vida. Quizá no sea así y lo que expresan es la desesperanza porque no encuentran vía de escape o salvación.

Un ejemplo de esto son las conversaciones sobre política. No importa qué postura se defienda, desde la izquierda o la derecha, de la más extrema a la más moderada, desde un mayor conocimiento o desde la ignorancia. La gente se queja, se ilusiona, siente rabia o cinismo  porque desean una sociedad que no tienen y nunca tendrán. ¿No es esto una oportunidad de presentar el reino de Dios como única solución?

Pensando en ello, por tanto, tenemos infinitas oportunidades para presentar a Cristo cuando descubrimos que en todas las historias hay necesidad de redención de  nuestras vidas.

Propuestas

Llegados a este punto, quiero ofrecer algunas propuestas para que estas oportunidades puedan ser realidades a la hora de compartir el maravilloso evangelio que hemos recibido:

  1. Conocer mejor la relación de la encarnación, la obra, la muerte, resurrección y ascensión de Cristo con respecto a nuestra vida y entorno.Esolo podemos hacer observando nuestra cultura y descubriendo su relación con el evangelio. Es sorprendente cómo existen estas conexiones y cómo podemos apreciar la entrega por otros o la falta de ella cuando hubiera sido posible (observar la gracia, el sacrificio). También notar la implicación personal y el servicio (encarnación), la superación (exaltación de Cristo).
  1. Como forma de iniciación, conversar con otros cristianos sobre estas posibilidades y cómo encaminarlas para hablar de Cristo a personas que no lo conocen. Utilicemos los medios de comunicación, la ficción, las noticias, el deporte… Disfrutemos de estas conversaciones como parte de contar las maravillas de Dios (Sal 9:1).
  1. Empecemos a hablar de Dios y de Cristo, estemos preparados para hablar de cómo es posible vivir la vida en Dios en este mundo y lo que se nos ofrece para el próximo (1 Pe 3:15).

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