Porque en la muerte no hay memoria de ti. ¿Quién te alabará en el Seol?
Salmo 6:5
La muerte es un lugar horrible. Es el fin de todo y es absurda. Lo es para nosotros, pero parece que lo es también para Dios. Este salmo lo refleja y ante esa evidencia, incluso es un argumento del salmista en su oración para reforzar su petición. Reflexionemos en dos cosas.
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La resurrección
Aunque el salmo no habla de ello explícitamente, desde el fondo surge una cuestión: ¿es que la muerte es el final de todo? ¿Se acaba la vida con ella?
El Nuevo Testamento es muy explícito sobre ello, pero el Antiguo Testamento es parco en contestar esta pregunta. Son pocos los textos en los que en él se intuye que la resurrección existe. Jesús mismo utilizó una porción no explícita, aunque con un razonamiento muy claro, al afirmar que Dios no es Dios de muertos cuando se identifica como Dios de Abraham (Marcos 12:26-27).
Sin embargo, en este salmo tenemos un mensaje implícito. Aquí podemos intuir que parte de lo absurdo de la muerte es que Dios cree a un ser humano para que viva en comunión y alabanza con él, y que finalmente todo desaparezca sin más. ¿Finalizará toda alabanza del Dios creador cuando todos los seres humanos dejen de existir? ¿Quién le alabará desde la muerte? Nadie lo hará porque allí no hay nada que le pueda dar gloria.
Que Dios nos haya creado presenta muchas preguntas misteriosas que no vamos a poder resolver, por ejemplo, sobre qué sucedía antes de que de que no estuviésemos. Sin embargo, lo que nos parece muy lógico es que los seres humanos formados a su imagen aparecieron para permanecer de alguna u otra forma.
La raíz de la petición
La segunda reflexión de la que quería hablar es sobre la oración y en cómo razonamos con Dios cuando clamamos por ayuda.
El salmo nos describe la situación de una persona que se encuentra, por alguna razón, cerca de la muerte. Su petición es que Dios le rescate de su situación física y espiritual (o emocional). Entre las razones por las que hace el ruego está el que actúe con misericordia, porque Dios es bueno, pero también está que si él muere, desde ahí no podrá alabarle. ¿Cómo le honrará desde la tumba?
Más allá del interés propio, el salmista pide mirando hacia el interés de Dios mismo: rescátame, porque es bueno para ti.
Esto me genera algunas preguntas con las que quiero terminar para que podamos meditar: ¿es lícito orar de esta forma? Y sobre todo, ¿cómo cambiará nuestras oraciones y nuestra persona si oramos desde esta perspectiva?
Foto de Jonny Gios en Unsplash
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