Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mateo 7:22-23
Hace poco, en unas charlas sobre personas altamente sensibles (PAS), una señora decía que ella sentía que no pertenecía a todos los grupos con los que se relacionaba, pero intentaba encajar en ellos y así, al menos, podía pasar desapercibida.
Me quedé pensando si yo pertenecía al Reino de Dios o simplemente encajaba en él.
Mi marido hace puzles con frecuencia, en ocasiones, se le ha perdido alguna pieza y la ha fabricado con cartulina de un color semejante. Esa pieza falsa “encaja” en el puzzle, pero no “pertenece” al mismo. Cuando llegue por correo la pieza verdadera, será sustituida y ya no servirá para nada, será desechada.
Algo así parece suceder en este texto de Mateo. Personas que colaboraban con la obra de Dios (¡llegando a hacer milagros!) realmente no pertenecían al Reino de Dios. De cara a la galería parecía que encajaban; sin embargo, Dios conoce lo profundo de nuestro corazón.
¿Cómo puedo saber si sólo he estado encajando o pertenezco al Reino?
Pues La Palabra es clara con esto: “por sus frutos los conoceréis”. Así que
¿Soy capaz de reconocer los frutos del Espíritu Santo en mi vida, como parte de su obra en mí?
¿Veo frutos evidentes de mi forma de vida en las personas con las que me relaciono habitualmente?
¿Vivo conforme a los parámetros esperados de una hija de Dios?
¿Disfruto de la íntima relación con Dios en mi vida?
¿Me relaciono con Dios y reconozco fácilmente cómo él se comunica conmigo?
¿Las personas que me conocen saben que tengo una relación importante con Dios y que él es prioritario en mi vida?
Y sobre todo, ¿me he reconocido pecadora ante él y he suplicado su perdón?
Son algunas preguntas que nos podrían hacer pensar sobre nuestra situación espiritual.
Si las respuestas son mayoritariamente negativas, sería bueno darle una vuelta a nuestra vida y meditar qué queremos hacer ¿encajar en el Reino de Dios o pertenecer a él?
Foto de Omar Lopez en Unsplash
Comentarios recientes