1. Repaso

Este es el tercer estudio del libro de Joel, y será bueno seguir teniendo en cuenta el contexto para entender lo que estaba sucediendo y las palabras del profeta.

De forma general, se está casi seguro que es un libro que se escribió de forma temprana, es decir, probablemente en la misma época en la que escribieron Isaías a Jeremías, o incluso antes. El pueblo se ha alejado de Dios y Dios le advierte de las consecuencias que ello puede acarrear.

Pero no sabemos mucho más. No sabemos a qué pecados se había dado el pueblo, aunque no sería de extrañar que fueran los mismos que los otros profetas les acusaban: idolatría, confiar en las naciones extranjeras y todas las injusticias e inmoralidades que de ello se derivan.

Joel anuncia una plaga de langosta que devastaría la tierra, por lo que todo lo que depende de ella, los animales y las personas, acabarían sufriendo las consecuencias, perdiendo la alegría y como consecuencia es que dejarían de vivir la forma que tenían de relacionarse y agradar a Dios a través de los sacrificios en el templo.

Por eso, Joel llama al arrepentimiento (2:12-17). Se hace un llamado a todo el pueblo, incluyendo a los niños, para que se presenten en el templo y muestren un arrepentimiento sincero. ¿Respondería Dios a este clamor? Eso es lo que vamos a ver ahora.

2. La respuesta de amor de Dios (2:18-27)

Un Dios solícito (v.18)

18 Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.

La expresión “solícito” literalmente significa que Dios tuvo “celo” por su tierra. La idea es de un fuerte deseo por la tierra. Las langostas lo habían devastado todo. Dios mira su tierra, se duele por ella y por las consecuencias que tiene por su pueblo y responde al arrepentimiento, porque su actitud es de deseo de ella.

Quizá en estas cosas tenían que estar pensando los fariseos cuando Jesús se acercaba a los publicanos y pecadores. Los fariseos se quejaban por ello, pero Jesús les cuenta una historia donde les recuerda el celo o la solicitud de Dios por quienes se arrepienten.

Les cuenta la de un padre que cuando un hijo se aleja, está pendiente de él, y cuando le ve llegar corre a abrazarle. Esa es la imagen de un padre solícito. Que no sólo perdona, sino que incluso hace fácil y posible el perdón.

Cuando se perdona a alguien a regañadientes, porque tenemos que hacerlo, la persona que recibe el perdón mantiene cierto peso de “deuda”. A veces incluso deseamos que eso sea así. Cuando la persona nos debe algo mantenemos el control sobre ella. 

El perdón de Dios no actúa de esa forma, cuando un alma arrepentida le busca, Dios es solícito en perdonar, lo desea, abre sus brazos y responde con alegría diciendo algo así como: “cuánto había esperado este momento, no sabes la alegría que me das de verte venir, voy celebrar una fiesta”.

3. La restauración de la tierra (v.19-25)

19 Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. 20 Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. 21 Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. 22 Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. 23 Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. 24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. 25 Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.

a. El lugar de la tierra

Dios está solícito por su tierra. La tierra sigue teniendo un lugar importante. Dios creó primero todo el lugar para que el ser humano habitase en él. Y en este libro tenemos a Dios interviniendo para quitar el sustento de los hombres. Y a la hora de hablar de la restauración dice, Dios tiene celo por la tierra, y quiere volver a crear y volver a sustentar a sus criaturas.

Dios promete restaurar todo aquello que en su momento quitó o quitaría. Hace alusión a las tres cosas que de forma general explican la vida: el trigo, el vino y el aceite. Estas cosas eran la base de la alimentación, la cultura y la religión hebrea. Es decir, lo que mantiene a la vida, lo que cultiva la vida y sobre todo, lo que les permitía relacionarse en alabanza y confesión con Dios.

b. Algunas curiosidades del texto

Esta parte del texto hay algunas dificultades. Para quien quiera saber un poco más para entenderlo:

  • El texto habla del mar del oriente y el mar de occidente, si miramos la geografía de la zona, podemos ver que se refieren a los mares Mediterráneo y al mar muerto.
  • Algunos creen que cuando se habla aquí de “los del norte”, no se está refiriendo a la plaga en sí mismo, sino a los enemigos que venían por ese lugar, ya que casi siempre que venían a atacar a Israel lo hacían por el norte, mientras que las plagas venían del este o del sur. Quizá el profeta haya utilizado la plaga para hacer mención del miedo que tenían a sus enemigos. Son tan sólo posibilidades de entenderlo.
  • Otra cuestión curiosa es que cuando se habla de la lluvia temprana, también podría entenderse como “el maestro justo”. La explicación es técnica, la palabra “tardía” realmente es “precisa o justa”, es decir si se refiere a la lluma es aquella que tenía que llegar en su momento al principio, y si se refiere al maestro entonces significaría “el maestro justo”. Aunque es forzar un poco el texto a mi gusto, algunos han visto en este texto una referencia a Jesús como maestro justo que vendría. Si bien esto es cierto, no parece que Joel esté hablando de esto. Son más cosas que se discuten.
  • Hay otra frase confusa. Después de hablar de que Dios expulsaría a los del norte, ya sean las langostas o los ejércitos, dice “porque ha hecho grandes cosas”. Es una frase que parece que está fuera de lugar, ¿qué grandes cosas han hecho los enemigos? Es probable que se refiera a Dios. Es Dios que ha hecho grandes cosas, es la frase que se repite después en el versículo 21.

Fuera de estos detalles, que reconozco no nos llevan a ningún sitio importante, y no cambian el sentido del texto en general, aquí tenemos las palabras del profeta que lo que hace es hablar de que Dios revierte su juicio. Allí donde destruyó todo y provocó consecuencias que ya mencionamos, Dios vuelve a proveer, a recrear y da fruto y la vida se genera.

c. El Dios que cuida

Dios se muestra como un Dios que cuida. Y encontramos cinco aspectos básicos de este cuidado:

  1. Alimentar (v.19). No es de extrañar que Jesús hable de sí mismo como el “pan de vida”
  2. Alejar a los enemigos (v.20). Continuamente existe una lucha entre Dios y su pueblo contra la maldad y aquellos que están en el lado de la maldad.
  3. Un nos provee de un entorno favorable (v.21-22). Es 
  4. Vuelta de la alegría (v.23-24). Alegrarse en Dios, no es en la satisfacción de las necesidades en sí mismo. Este es uno de los grandes problemas que tenemos. No reconocemos de dónde vienen las cosas. 

Por eso es importante la oración cuando comemos, no sólo el reconocimiento, sino que también es fuente de alegría cuando hacemos eso.

Eclesiastés.

  1. No parecerá que ha pasado nada (v.25). El olvido y la sanación.

Sin entrar a detallar demasiado estos aspectos, sí quiero hacer énfasis en un Dios que nos cuida. Dios nos creó en parte para ejercer el rol de cuidador. Cuando nosotros tratamos de cuidarnos solos, le decimos a él: no quiero que lo hagas. Esto tiene al menos dos consecuencias, una es en cuanto a nuestra relación con Dios, ya que le queremos quitar a él la satisfacción de hacerlo. Y por otro lado también tiene consecuencias con nosotros, porque en el fondo perdemos, ya que no descansamos. Fue una de las consecuencias explícitas del pecado: “te fatigarás en el trabajo”. Perdimos el placer de descansar en Dios y en su cuidado.

4. La vida de alabanza (v.26)

26 Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 

a. La abundancia

Por dos veces Dios dice que estaremos satisfecho y la idea es de que estaremos muy satisfechos:

  • Seréis saciados (v.19)
  • Comeréis hasta saciaros (v.26)

Dios promete restituir, compensar, reponer todo aquello que se le había quitado. El lenguaje es de abundancia, de plenitud. Ante esta respuesta el peligro puede ser volver a la autosatisfacción, la lujuria, la envidia y la codicia.

Yo te conocí en el desierto, en tierra seca. En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.

Oseas 13:5-6

El autor Francis Schaeffer, en su libro “La Verdadera Espiritualidad” en la codicia, el último de los mandamientos, como la parte interior de nuestro pecado. Si los otros nueve son quebrantados es porque hemos codiciado algo.

Codiciamos contra Dios cuando queremos quebrantar su cuidado, vivir sin tenerle en cuenta, desear otros dioses, depender de otros o de nosotros mismos. Codiciamos contra el hombre cuando lo envidiamos, cuando nos molesta que a otros les vaya bien, que tengan cosas o posiciones en la vida que nosotros no tenemos. En esos momentos estamos dispuestos a adulterar, robar, matar, hablar mal de los demás, etc.

¿Cuál es el camino para que esto no pase? La alabanza a Dios, el reconocimiento de quién es él y que es el dador de todo. Sólo cuando aprendemos a saber recibir las cosas como regalos y como cuidados de Dios es que somos capaces de contentarnos, de apreciar lo que recibimos y alegrarnos por ello:

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5

b. La alabanza en la vida

Hemos visto que la alabanza es y tiene que ser una respuesta a la acción redentora de Dios. Eso por un lado es capaz de regular nuestra codicia y que nos desviemos en deseo o independencia de él.

Pero es que la alabanza es la mejor respuesta del ser humano en dos sentidos. Vivimos para Dios en experiencia y en expresión.

  • En experiencia: vivir la vida bajo su cuidado y en contentamiento ya es de por sí una muestra de alabanza. Es algo así como cuando como padres vemos que nuestros hijos viven vidas adecuadas, sin necesidad de palabras el padre se alegra y se siente alabado por ello, solo con verlos crecer.
  • Pero por otro lado, es una respuesta que finalmente se da por medio de la palabra. Por parte de los que disfrutan de Dios que se lo dicen y por parte de quienes les ven y reconocen a su Dios.

Ambas cosas tienen que estar presente una vida que muestra quién es Dios y palabras que lo expresan, ya sea a través de la canción, o escritas, pero sobre todo en la conversación con él y entre nosotros: 

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Efesios 5:18-20

5. La experiencia de Dios (v.27)

27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

Este texto va de “menos a más”, de la experiencia cotidiana de la vida hacia su significado más importante. Lo que sucede es que el hombre cuida de la tierra, trabaja en ella, Dios responde con su cuidado, sosteniendo, dando en abundancia, el hombre ofrece de ese fruto a Dios, sabe contentarse con él y expresa alabanza por ello. Estos son los hechos, las cosas que hacemos. Pero todo esto tiene un significado mayor que lo tenemos en este versículo y es con lo que vamos a terminar.

Cuatro verdades importantes en las que tenemos que reflexionar y disfrutar de esta realidad:

  1. Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, o lo que es lo mismo: en el centro estoy yo. Esta forma de ver a Dios en el centro lo vemos en muchas partes de la escritura. El tabernáculo estaba en el centro de todas las tribus, e Isaías también nos habla de cómo todas las naciones acudirán a Israel como si fuera el centro, porque en Israel estaba Dios mismo. Y Pablo nos habla de que todo será reunido en torno a Cristo. Manifiesta su presencia y el lugar que tiene en medio de nosotros, nosotros estamos a su alrededor.
  1. Yo soy Jehová vuestro Dios. Dios es Señor, se presenta como “El que soy”, el nombre con el que se dio a conocer a Moisés, el que siempre existe, de donde viene la vida, el libertador y a quien debemos obedecer. 
  1. Y no hay otro. Dios no comparte su gloria, no hay más dioses a quienes servir, no hay nadie más quien nos cuida y nos da en abundancia, no tenemos que ir a otro lugar. 
  1. Y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. En él hay gloria y fuera de él vergüenza. Esta idea se ha repetido en el texto varias veces. Allí donde pongamos a Dios en su lugar, Dios nos dará gloria. Cuando lo abandonemos, tendremos vergüenza. Porque nuestro honor vendrá de Dios mismo. La cuestión es de quién buscamos honra, sí del hombre o la honra de Dios. La gloria del hombre es pequeña y se acabará, la de Dios es eterna.

6. Conclusión

¿Cómo llegamos a esto, a conseguir vivir así?

Hemos mirado a Dios y lo hemos contemplado:

  • Su celo por nosotros, por perdonar
  • Su deseo de dar y cuidar con abundancia
  • El privilegio de su presencia

Y esto, contemplarlo y recibirlo nos lleva a vivir

  • En un gozo del perdón (y no de deuda)
  • En contentamiento (y no en codicia)
  • En plenitud de Dios, obediencia y estar en el lugar correcto (no ocupar el centro)
  • En el reposo y descanso (y no en fatiga)

Nada lo podemos obtener por nosotros mismos, no es por nuestro esfuerzo. Es en recibirlo de Dios que podemos vivirlo. Todo empezó con arrepentimiento, antes de esta descripción de este texto, el anterior de Joel, eran palabras de arrepentimiento, luego recibir de gracia. Al recibir de gracia, ésta nos transforma y entonces daremos y expresaremos nosotros esa gracia.