Contenidos
1. Introducciones
Historias
Todos necesitamos historias. Las vemos en películas o series o las leemos. O también nos las contamos. Si nos preguntan por la historia de nuestra vida, trataríamos de darle una explicación de cómo han sucedido las cosas hasta llegar al momento en el que estamos.
Pero además de nuestra historia particular, también necesitamos entender por qué vivimos en el momento y lugar. La historia de las cosas que suceden a nuestro alrededor explican también la nuestra. Por qué hemos vivido siempre aquí, o por qué hemos tenido que dejar un lugar y venir a otra tierra. Normalmente son por motivos razones de política, economía, a veces familiares. Pero hay una historia que más o menos lo explica.
El evangelio y Jesús están dentro de una historia, y se ha convertido en nuestra historia. Las historias dan razón de los problemas que vivimos y en ocasiones esperanza de que cambien. A veces las historias son falsas, las transformamos, pero otras son verdaderas. El evangelio es la historia verdadera que se inició desde la creación del hombre y que no ha terminado.
El apóstol Pedro escribió sobre esto:
10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12 A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
1 Pedro 1:10-12
¿Qué profecías hablaban de estas cosas? En Joel tenemos poco acerca de los detalles de la vida de Cristo, sin embargo, el libro de Joel fue muy importante para la iglesia primitiva, se cita en varias ocasiones e implicaba mucho a la hora de comprender qué cosas se estaban cumpliendo y qué cosas estaban por venir. Para ellos tuvo que ser muy emocionante ver cómo aquellas profecías tenían una respuesta clara en la historia que ellos estaban viviendo. Con sus ojos comprendían que Dios estaba actuando en aquellos momentos.
Introducción de contexto
La profecía de Joel empieza con el anuncio del juicio, una plaga de langostas o insectos similares que arrasa Israel. Al quitarle lo esencial de la vida, pierden toda su vida. No solo es la cuestión de los alimentos, sino su alegría, sus fiestas, su cultura y sobre todo, la forma en la que se relacionaban con su Dios. Ya no podían llevar ofrendas ni ofrecer sacrificios.
Por eso el profeta hace un llamamiento, una llamada de trompeta que anuncia a su vez el juicio, pero también el llamamiento al arrepentimiento, no solo como personas individuales, sino como pueblo completo.
Ante el arrepentimiento del pueblo, Dios está solícito a perdonar y restaurar. Está celoso, deseoso de ver a su pueblo volver hacia él, para dar y restaurar, no solo el alimento, sino la vida que de todo ello conlleva.
La última vez que hablamos dejamos esta respuesta en la abundancia que Dios da, en la restauración de la vida del pueblo y en la experiencia de conocer a Dios. Pero la respuesta no acaba ahí. De alguna forma, Dios empieza a hablar de aquellas langostas como representación de los pueblos enemigos y va a hablar del juicio hacia todas las naciones, pero antes de eso, derramará su Espíritu en los hombres, y es de eso de lo que hablaremos hoy.
Introducción al texto
Antes que nada, una curiosidad: algunas versiones de la Biblia, creo que en sí las que tienen procedencia católica, tienen cuatro capítulos, porque este pasaje que vemos hoy forma el capítulo 3 y no el final del 2 como está en las protestantes. Hay otra traducción que llamamos La Palabra que utiliza la misma división. Sabemos que la división en capítulos y versículos es humana. Es una curiosidad. El contenido no cambia.
Lo que sí es cierto es que estos versículos forman una unidad con el capítulo tres de nuestras Biblias. Aunque por su importancia lo vamos a ver hoy solo y la próxima vez terminaremos el libro de Joel.
Estos pequeños versículos están divididos en tres estrofas. El texto es poesía hebrea, no les voy a explicar su composición gramatical, no nos hace falta hoy, pero sí vamos a utilizar la división de las estrofas para dar un hilo conductor a la reflexión.
- V.28 y 29. El derramamiento del Espíritu
- V.30 y 31. Los grandes prodigios
- V.32. Los redimidos.
2. El derramamiento del Espíritu
28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días
Lo que sabía o tendrían que saber de eso
No es la primera vez que se habla de las personas profetizando. La acción del Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento era algo que se veía de forma puntual, y los israelitas conocían sus historias.
Cuando Israel estaba en el desierto, el pueblo se quejó de la falta de comida o de calidad de la comida. Estaban cansados de comer siempre maná y se quejó. Moisés se hartó del pueblo y le pide a Dios que le quite la vida porque no quiere seguir.
Dios le dice a Moisés que llame a 70 ancianos y que tomará del espíritu que está en Moisés y lo dará a los ancianos. Ellos profetizaron. Dos de ellos no lo hicieron en el tabernáculo, sino en el campamento y vinieron a quejarse a Moisés. Y esa fue su respuesta: “¿Tú tienes celos por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y que pusiera su espíritu sobre ellos” (Nm 11:29).
Así que no es algo nuevo para los israelitas, ya había pasado algo parecido y tenían que ser conscientes de que podía pasar.
Más adelante pasó lo que pasó con Saúl, que en dos ocasiones (10:12 y 19:20). Una primera vez en el tiempo en el que estaba siendo elegido como rey y una segunda vez cuando estaba persiguiendo a David.
Las profecías
¿Qué significa este ministerio profético? El profeta era aquél que recibía palabra de Dios y la comunicaba. No significaba necesariamente un mensaje futuro, podría ser por ejemplo palabras de llamamiento a volver.
Eso sí, cuando Dios hablaba a través de profetas implicaba que la vida que llevaban no era la que Dios deseaba y les mandaba a personas para advertirles. El profeta recordaba el juicio, era un mensaje que ya Dios había dicho: si se apartaban de él, enviaría las plagas que envió a sus enemigos y las sufrirían ellos.
¿Para quién se convertían en profetas? ¿A quién dirían su mensaje? El capítulo 3 continuará con el mensaje a las naciones. Habrá personas que acudirán a Dios, habrá otros que recibirán el castigo, y esto se anunciará a las naciones. Es el ministerio profético que tenía Israel de ser luz a las naciones, y que ahora aún tiene la iglesia. Esto se llevaría a cabo porque el Espíritu de Dios estaría en ellos.
Derramar
La expresión bíblica de derramar significa literalmente eso “derramar un líquido”, no hay más ciencia. Ahora usemos la imaginación para ver lo que Dios quiere mostrar: un líquido derramado sobre la humanidad implica abundancia.
Además estamos en un contexto donde Dios había dicho que daría cuidados en abundancia, compensaría todo lo que habían perdido. En este contexto de riqueza también derrama su Espíritu.
En estas cosas Dios no quiere migajas, quiere abundancia. ¿No dijo Pablo que teníamos que ser llenos del Espíritu? Y Jesús mismo dijo que a quien le pidiese su Espíritu no se lo negaría (Lucas 11:13).
Lo que sucedió en Pentecostés
Leer Hechos 2:1-21
Cuando el Espíritu se manifiesta en Pentecostés, Pedro entiende que esta profecía se está cumpliendo. No suceden todas las cosas que dice, pero ve que la realidad del espíritu derramándose está teniendo lugar.
Con respecto al fuego y a las columnas de humo, Hechos nos dice que los discípulos tenían como lenguas de fuego sobre sus cabezas, pero no implica la toda la realidad de la profecía de Joel, porque aún quedaban cosas por hacer.
Esta es la parte de la profecía que se cumple históricamente unas semanas después de la resurrección de Cristo. En concreto sucede en la fiesta de las 50 semanas o pentecostés, porque era ese el día de la cosecha, curiosamente es el día en que se cosechan muchas vidas para entrar en el reino de Cristo. Verdaderamente ocurre un primer derramamiento
3. Las señales
30 Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.
Acercándonos a las señales
Estas cosas están por ocurrir, sin embargo, no son del todo nuevas:
- Sangre, fuego, columnas de humo, nos recuerdan a la salida de Egipto. Al llegar al mar, una nube les separó y protegió del ejército. Implicaba a su vez gracia y juicio
- El sol y la luna oscurecida nos recuerda también a las tinieblas de una de las plagas. Eran cosas que ya tenían su lugar.
Aunque hablaremos algo de esto al final, estas cosas aún no han ocurrido, Juan también habla de fuego, de sangre, de tinieblas. Las plagas de Egipto aún tienen una repercusión y la tendrán.
Cada plaga apuntaba a la destrucción de todos los poderes y dioses de Egipto, el mal será totalmente destruido. Apocalipsis es una narración simbólica de esa destrucción final y toma prestadas ideas de los profetas y de la Historia de Israel, entre ellas estas imágenes.
Aún el día está por llegar. En la historia han venido días espantosos para las naciones. Unas se han levantado y han caído más adelante porque otras han sido más fuerte. En cada generación nos parece que el Día del Señor está muy presente, pero Dios aún no ha manifestado su tiempo.
El mundo sobrenatural
Quiero hacer un paréntesis aquí. ¿Estas cosas son naturales o sobrenaturales? Estas cosas pasarán porque el hombre destruirá tanto el mundo que en realidad las provocamos nosotros o son intervención de Dios?
¿Y la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿Es algo sobrenatural o es simplemente una idea que nos haga sentir mejor?
A veces nos parece que la vida pasa de una forma “muy natural”, y que Dios actúa sólo a través de la ciencia. Nos parece que Dios está muy callado, tranquilo y en ocasiones nos sentimos solos. Quizá no a todos, pero a veces esto nos lleva a pensar o más que pensar a sentir que Dios, aunque existe, actúa poco sobrenaturalmente.
Además aguantamos un constante acoso de este mundo que nos intenta hacernos plantear la existencia de la realidad espiritual, de que la mano de Dios esté detrás de todo esto.
Francis Schaeffer: “El verdadero cristiano creyente en la Biblia es aquél que vive prácticamente en este mundo sobrenatural”; “El mundo sobrenatural no está muy lejos y nuestro papel en él no carece de importancia, porque somos observados; y aún más que eso, existe una relación de causa y efecto entre la batalla que se desarrolla en los lugares celestiales y la vida cristiana que vivimos o dejamos de vivir”. “Es esto lo que Dios pretende manifestar en este mundo hasta la venida de Cristo y es el cristiano el que tiene que ser una demostración de lo sobrenatural en este momento de nuestra historia, una demostración de que el mundo normalmente invisible existe; y aún más de que Dios existe”.
Lo “sobrenatural”, es decir, las cosas que existen de verdad pero que no las percibimos con los sentidos naturales, son ciertas y reales. Además no es un mundo que esté lejos, está cerca y presente en nosotros. La realidad sobrenatural está presente en cada uno de nosotros y deberíamos ser más consciente de ellas. No quiere decir que las entendamos, que las comprendamos, pero sí que sabemos que están ahí.
4. Los redimidos
32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
Invocar el nombre de Jehová
En medio de todo este juicio, cabe una pregunta, ¿alguien se escapará? ¿Estaremos todos abocados a este juicio? No, si algo comprendió y remarcó Pedro en su discurso son estas palabras de Joel: “Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo”.
En Hebreo, la palabra para “invocar” es algo así como qara. Es la misma que aparece más tarde en el mismo versículo cuando habla del remanente al cual Dios ha llamado. Es un juego de palabras interesante que veremos después.
El significado es muy básico, es simplemente llamar. Tiene connotaciones según el contexto, por eso a veces se traduce como “clamar”, porque se entiende que hay intensidad en ese llamado. También puede significar como se utiliza en español, dar nombre.
En este caso tiene la intención de “llamar la atención de Dios para que nos atienda”. Podría haberse traducido como “clamar”. En este sentido, los que son salvos son los que al darse cuenta de la situación desesperada en la que se encuentran ante el juicio, buscan a Dios y piden ayuda y misericordia. Eso es invocar a Dios. No son ritos, ni alabanzas en sí mismo, sino un clamor de ayuda.
Pablo también cita este texto de Joel, en Romanos 10:13 (leer del 9 al 15). Pablo resalta la importancia de invocar y confesar con nuestra boca que Jesús es Señor, es la invocación de ayuda, arrepentimiento y reconocimiento de quién es él para nosotros y lo que ha hecho.
El remanente
En medio de todo un juicio, habrá un remanente, un grupo que recibirá la salvación. Estos han llamado, pero también han sido llamados, y como dije antes, es la misma palabra. El hombre llama y Dios llama.
He aquí una discusión eterna en la teología que se plantea desde tan temprano. ¿Cuál es más importante de estas dos cosas? ¿Cómo se concilian? Dios llama y el hombre responde, pero ¿puede responder el hombre sin la ayuda de Dios? ¿Puede clamar el hombre sin que Dios le llame? Y se ha escrito y hablado mucho sobre esto. Quizá lo más sabio es lo que hace este versículo, presentar las dos realidades: Dios nos llama, y nosotros respondemos llamándole. Los misterios se los dejamos a él. Al menos esa ha sido mi postura.
5. Recopilando
¿Cuándo ocurrirán estas cosas?
- Si miramos la historia de Israel, sabemos que ha habido momentos, probablemente posteriores o de la misma época de Joel en el que algunos reyes restauraron el reino, como el rey Ezequías o Josías. Se les alaba por todo lo bueno que hicieron, comarándolos con David. Pero no pasaron estas cosas.
- Otro momento de gloria en Israel fue cuando reconstruyeron el templo después de su destrucción, pero tampoco pasó nada parecido a esto.
- Más adelante, esto no se narra en la Biblia, se sabe que Israel durante el imperio griego, se safó de las garras de los emperadores y obtuvo, después de muchos años, independencia política, pero no pasó nada de esto. Las promesas como las de Joel no tuvieron cumplimiento real en Israel.
- Siete semanas después de la muerte de Jesús, en la fiesta de pentecostés, el Espíritu Santo se derrama y la forma de ver al pueblo de Dios cambia completamente. Son conscientes de que se estaban cumpliendo estas promesas, pero no todo se cumplió, aún queda parte por llegar.
La iglesia, al ver lo que había pasado, tenía que entender que se iniciaba un tiempo en el que se nos sigue brindando la oportunidad de “invocar el nombre de Dios”, porque todo lo que les estaba pasando les anunciaba el juicio. Todo ello les recordaba a Joel y este profeta hablaba de juicio.
6. Conclusiones
- Empecé diciendo: todos necesitamos una historia. La historia que nos brinda Joel es que seguimos a la espera de un juicio. La segunda venida de Cristo, lo sabemos por textos como Mateo 24 y 25 y como el libro de Apocalipsis es la espera del juicio. Pero ahora estamos en el período en el que podemos invocar el nombre de Dios, llamarle en busca de misericordia, la que ha ofecido en Jesús.
- Cuando Jesús vino, sus primeros llamamientos fueron: “arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado”. Estas palabras no significaban solo la oportunidad de entrar en ese reino, también implicaba que si no entrabas en él te disponías a ser juzgado por Dios. Los judíos esperaban y esperan a un mesías que de victoria y reivindicación. Jesús hizo eso, pero la victoria y juicio final está aplazado. Tenemos que entender todo el mensaje de Cristo desde este punto de vista.
- Nos guste o no, la llegada de Jesús anuncia la salvación, pero también el juicio. Y la venida del Espíritu hace lo mismo. El anuncio de salvación es un anuncio también de juicio, porque si no ¿de qué somos salvados? Esa es la idea de Joel, los que son salvados, son los que son rescatados no sólo de la plaga de langostas, sino aquí del juicio a las naciones del que sigue en el texto siguiente.
- La iglesia puede tener dos tendencias con respecto a esto que tenemos que evitar: ser agresivo, anunciando solo el juicio o sólo hablar del amor y de lo bueno que es vivir para Dios. Ambas cosas están equivocadas. Es difícil combinar el amor por las personas y a la vez la advertencia. Jesús lo vivió, al mirar su vida vemos esa doble realidad de quienes encontraban en Jesús la misericordia y quienes encontraban una piedra de tropiezo y por tanto juicio.
- Cosas con las que no debemos convivir: pensar que el mal prevalecerá. No es cierto, el mal no prevalecerá, existirá el juicio. La otra es pensar que no habrá juicio, que Dios lo dejará pasar todo. No dejará pasar nada. El juicio habrá y ya hubo. O las cosas son juzgadas en Jesús o en nosotros mismos. Pero todo será juzgado. Juicio no es falta de misericordia.
Como iglesia, tenemos un ministerio “profético”, no en el sentido de recibir palabra nueva, revelación de Dios, sino de hablar al mundo del momento en el que estamos, sabemos que para ello dependemos del Espíritu de Dios que se ha derramado en nosotros. Se nos ha llamado a ser llenos de él, a dejarnos guiar y llevar por él (no es el momento de hablar de esto ahora y se hace importante hacerlo), para cumplir así con nuestro papel en este mundo.
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