1. Repaso

Este es el último estudio del libro de Joel. No quiero dedicar mucho tiempo al repaso, porque creo que el primer propósito no es “escolar”, ni de hacer memoria. Solo lo suficiente para tener en cuenta el contexto en el que está hablando.

Joel es un profeta que ejerció su ministerio antes de que Israel del Norte como lo que conocemos como Judá fuesen deportados al extranjero. No sabemos con más precisión cuándo fue su mensaje.

Anuncia una plaga de un insecto que devoraría toda la tierra. A su vez llama al arrepentimiento y presenta a Dios como deseoso de traer el bien y de restaurar la tierra, junto con su forma de vida y sobre todo la comunión con su Dios a través de las festividades que ellos tenían.

Junto con esta restauración también anuncia la llegada de su Espíritu, que es una profecía del día de Pentecostés. Pero este Espíritu trae, además de la bendición de la salvación, también el juicio, porque el mal finalmente tiene que ser juzgado, el del propio pueblo de Israel y el de todas las naciones, el de toda la humanidad.

Es de esta parte de la que trata el pasaje completo del capítulo 3, el juicio a las naciones y del que vamos a reflexionar.

2. Lo que le duele a Dios 3:1-6

1 Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén,

2 reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;

3 y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber.

4 Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza.

5 Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos;

6 y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra

** Introducción a este pasaje

La Reina Valera no hace verdadera justicia a lo que quiere decir el texto, porque realmente, y el resto de las versiones así lo traducen, la idea no es de volver de la cautividad, sino de volver a traer el bienestar, así que no tiene por qué referirse a un tiempo tan específico. Puede ser algo que sucediera antes o incluso puede tener referencias más futuras. De hecho, este pasaje tiene connotaciones de la restauración y juicio final de la tierra.

El pasaje habla de que traerá a las naciones al valle de Josafat, pero este valle realmente no existe. Quizá Joel pudiera referirse a un lugar específico que en aquellos tiempos se conociera por ese nombre, pero puede que sea simplemente una forma de hablar del juicio, porque el nombre Josafat significa “YHVH juzga”. Es el mismo lugar que se habla del valle de la decisión o veredicto, con el mismo énfasis. Es posible que la idea de valle contraste con el monte y porque eran los lugares más propicios y comunes donde se enfrentaban los ejércitos, donde sucedían las guerras. Por ejemplo sabemos del salmo 23 que habla del Valle de sombra de muerte. En aquellos tiempos era mejor vivir en una zona elevada que en los valles, eran más seguros, aunque fuesen más fructíferos.

** Las cosas que Dios aprecia

En este pasaje quisiera que nos pudiéramos centrar en la siguiente sección, porque Dios habla de aquellas cosas que hicieron las naciones para que Dios las convocara a juicio, y a través de ello podemos ver las cosas que aprecia Dios y que no quiere que transgredamos:

  1. A su pueblo, que llama su heredad o como traduce la NTV, su posesión más preciada (v.2). Esto es un misterio que se refleja frecuentemente en los profetas y quizá podemos verlo más claramente en el libro de Habacuc. Dios manda juicio a su pueblo por su maldad, pero a pesar de que su soberanía está ahí, tampoco acepta alegremente la crueldad de aquellos que destruyen a su pueblo. Es difícil de comprender, quizá sólo podemos aceptar la doble realidad. Pero a pesar de todo, Dios no deja nunca de amar a su pueblo, para él es importante y está atento a restaurarlo y también a reivindicar las injusticias que se cometen hacia él. Este mensaje sigue siendo importante para nosotros.
  1. Romper la unidad (v.2). El versículo dos habla de la dispersión, tanto del pueblo como de la división de la tierra en parcelas. La historia del desgajamiento de Israel es larga y muy triste. No quiero dedicar tiempo a ello, pero poco a poco las diferentes tribus fueron diluyéndose. Dios no se agrada en la división, en las peleas y conflictos en medio de su pueblo, y procura y le duele que aspectos externos consigan la desunión. Como pueblo de Dios tenemos que tener la unidad como uno de los factores vitales que integran el reino de Dios.
  1. Los niños (v.3). Comprender que en esta época la vida de un niño no valía lo que vale hoy. No existía esos sentimientos que existen hoy. Jesús hizo lo mismo, en su propio mundo él destacó la vida de los niños y su importancia. 
  1. La pérdida de libertad (v.3). Porque la vida a la que destinaban las personas era a la de la esclavitud. Dios es un Dios que desea la libertad de las personas, libertad en unión y en conexión, al final hablaré un poco de esto. Si hay una cosa que a veces critican a los cristinos y en genera a lo religioso, es que no quieren vivir un tipo de vida que les suena a estar preso. Y el caso es que a veces tienen razón. 

A veces no, porque creen que vivir en libertinaje es vivir en libertad y no es cierto. Pero a veces sí la tienen, porque a veces presentamos la vida como una serie de normas opresivas, y no es así. Como iglesias y como personas tenemos que pensar seriamente cómo comprender la libertad que nos da Cristo, que vivimos en el Espíritu y reflejarla.

  1. No sólo a su pueblo como persona, sino Dios aprecia todo lo que es suyo y no acepta que abusen o roben de lo que es suyo (v.4-5). Esto incluye las cosas materiales. Todas las cosas son su creación. Si bien es cierto que las personas son más importantes que las cosas, esto no significa que todo lo bello que Dios ha creado no le importe. 

Hay una curiosidad en este texto. Realmente la palabra que leemos por “venganza” no es literalmente así. Verdaderamente la idea es de “recompensa”. Es decir, los Filisteos, los de Tiro y Sidón lo que hacían era aprovecharse de la situación de Israel para robar la plata y el oro, puede que incluso se refiera a la que estaba en el templo. Esa era su recompensa, por lo que Dios les dice que la recompensa que obtendrán finalmente será el juicio. Es por eso que la idea de venganza caza bien, pero se pierde este detalle.

Lo material tiene su trascendencia también para Dios y debemos de hacer un uso adecuado de ello, reconociendo que es suyo. Y hay muchas formas de no hacerlo.

  1. Alejar a su pueblo de Dios (v.6), lo más importante de todos. En aquellos tiempos, alejar a alguien de Jerusalén o de la tierra era alejarlo de Dios y Dios siempre va a actuar por acercar a las personas hacia sí, porque si no se encuentran “desamparados y dispesos” (Mt 9:36).

3. Exclamaciones de preparación por el juicio de las naciones (v.7-13)

7 He aquí yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza;

8 y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado.

9 Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra.

10 Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.

11 Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. 

12 Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.

13. Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.

** Idea general

En este pasaje tenemos la descripción del juicio. Estaremos poco tiempo en él. Dios promete restaurar a su pueblo y “recompensar” la venganza de Dios. 

El lenguaje es “retributivo”, es decir, la idea que se refleja es que de la misma forma que las naciones se habían comportado con Israel, Dios les responderá. Si ellos vendieron a los niños, sus niños serán vendidos. Si guerrearon, serán vencidos sa través de la guerra.

Son palabras difíciles. Nos recuerdan al “ojo por ojo”, “diente por diente”. Después de haber dicho que a Dios le preocupan los niños, ¿permite que los de otras naciones sean vendidos?

** Todo debe ser juzgado

Aunque no entendamos y comprendamos las formas de Dios, sus palabras puedan ser horrorosas, hay algo que sí tenemos que aceptar: toda maldad tiene que ser juzgada. No es posible dejarlo pasar. El mal tiene que ser definitivamente erradicado. Si una sola semilla de maldad quedase, todo volvería a reproducirse y a contaminarlo. Llegará el momento en el que Dios traerá todo hacia sí para ser juzgado.

Solo aquellas cosas que son redimidas y juzgadas en Cristo alcanzarán por puro amor la restauración y la posibilidad de volver a tener vida. La única forma de escapar del juicio de Dios y de lo inevitable de vencer el mal es a través de Jesús. Él es el camino, la verdad y la vida.

** Algunas curiosidades del texto

  • El versículo diez contiene una idea que que hemos escuchado en diferentes momentos, pero que puede ser un versículo sacado de contexto. Además probablemente muchos lo citan y ni siquiera saben que está en este pequeño libro profético. “El débil dirá fuerte soy”. En este pasaje no se está hablando de fortaleza para aguantar, sino de la llamada de un ejército para ejercer la venganza de Dios. No lo he hecho, pero será interesante saber si es una idea que podemos utilizar libremente para hablar de enfrentarnos a nuestros problemas.
  • Otra curiosidad es que hay frases que se utilizan en otros contextos. Por ejemplo, se habla de que los azadones y los instrumentos de labranza los convertirán en armas, pero en otros pasajes se dice lo contrario, que convertirán las armas en instrumentos de labranza, anunciando una paz definitiva, lo inútil que será tener las armas (Miqueas 4:3).
  • También se recoge la idea de que la tierra está lista para ser cosechada (v.13). Jesús utilizó esta expresión para hablar de recoger la cosecha para Dios, pero me pregunto si también estaría pensando en este pasaje de Joel (Juan 4:34-38)
  • Por último, en el versículo 13 también se nombra el juicio como pisar las uvas. Al pisar las uvas, las moradas, el zumo resultante es rojo. Representa en parte la sangre. Juan, al escribir el Apocalipsis también utiliza esta imagen, los vestidos de Jesús, en victoria, manchados de rojo al pisar el lagar, representando su victoria final sobre la maldad.

Todo nos hace mirar y tener en cuenta la realidad espantosa y de esperanza del juicio. Porque si bien el juicio es espantoso para nosotros, es necesario. La maldad no puede permanecer eternamente.

4. El rugido de Jehová (v.14-16)

14 Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.

15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

16 Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.

Lo que les voy a proponer en esta sección es que mientras miramos el juicio, también miremos a Cristo. Vamos a comparar estos dos momentos. Pensando en que es una profecía del juicio final, pero pensando también en el juicio que se produjo en Jesús:

  • El monte y el valle. Ya mencioné este contraste, pero mientras que en el valle se produce el juicio de las naciones, en un monte se produjo el juicio en Jesús. Allí también estaba rodeado de muchas personas, aunque mayoritariamente de orígen hebreo
  • A plena luz del día también se produjo oscuridad: “Desde el mediodía y hasta la media tarde[a] toda la tierra quedó en oscuridad” (Mateo 27:45)
  • La tierra tembló: “En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las roca”.  (Mateo 27:51)
  • La voz de Cristo, pero en vez de un rugido, una voz desgarrada de dolor entregando su espíritu: “Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu (Mateo 27:50).

Dos momentos de juicio, uno que permite que podamos recibir perdón, que se cumple en Jesús, otro que sería nuestra destrucción sino aceptamos ese camino de gracia. Suceden cosas similares, la luz y la tierra, el universo en sí mismo reacciona ante estos dos acontecimientos.

La voz de Dios, la voz de Cristo. La palabra, aquella palabra que creó todo el universo, de la que se dice que cuando se pronuncia nunca regresa a Dios mismo vacía, sino que lleva fruto. La voz de Dios desgarrada que en vez de ser potente y es desgarradora.

Cuando no comprendemos el juicio de Dios y nos parece horrible, podemos recordar a Cristo en la cruz. No resuelve las preguntas que tenemos, pero nos da la imagen de Dios sufriendo su propio juicio por amor.

5. ¿En qué consistirá el cielo? (17-21)

17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella. 

18 Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.

19 Egipto será destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente.

20 Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación.

21 Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion.

Hay varias descripciones que  nos dan la idea de cómo será la vida cuando todas las cosas serán restauradas. Por ejemplo en Isaías hay varios pasajes como el capítulo 9, el 11 y el 65. También tenemos varias pincieladas en Apocalipsis, los últimos capítulos. Pero es curioso que Apocalipsis lo que hace es coger imágenes que ya estaban antes dichas por los profetas, aunque va un poco más allá.

Este pasaje también nos habla de esta restauración final. Su lenguaje va más allá de lo que pudo haber sucedido en Israel en las futuras restauraciones, como la de Ezequiel o Josías, los dos grandes Reyes que resaltan después de David, o en la época de Nehemías cuando regresan de Babilonia. Tampoco se cumple de forma completa en el período de la iglesia, desde la muerte de Jesús a nuestros días, por lo que hablan de algo que aún está por ocurrir. De forma breve, estos son los elementos que nos ayudan a pensar en qué consistirá la vida cuando todo sea restaurado:

  • Conocer a Dios y reconocer a Dios, como creador y soberano. Y esto es bueno para el hombre y permitirá que todos nosotros podamos vivir de forma completa.
  • Todo lo que implica y evoca el agua viva que corre y fluye. Alegría, libertad, plenitud, descanso. Jesús mismo se representa como agua viva. El agua no es sólo lo que nos permite no sufrir sed, sino que produce satisfacción.
  • La inexistencia de temor y de todas aquellas cosas que implica tener enemigos. Es la vida en absoluta confianza y seguridad, sin necesidad de puertas, de esconderse, de protegernos. Nunca más tendremos saque protegernos.
  • Pureza. Hay dos posibilidades de entender el último versículo, uno es que Dios limpia la sangre del propio pecado del pueblo, o de las heridas. Esto puede tener más sentido, porque en el versículo 19 habla del derramamiento de sangre inocente.

De una cosa sabemos que se habla y es de la limpieza de lo que queda atrás. No quedará remordimiento, culpa o vergüenza de lo que hemos hecho y tantas veces viene a nuestra mente y nos desalienta.

Conclusión

Estas semanas he estado conversando con varias personas sobre el si la iglesia de hoy está bien o no, y si no lo está, ¿cuál es el verdadero problema? Algunos hablan de las predicaciones, otros de que no vivimos en el Espíritu, otros de que no vivimos vidas santas, otros que son los líderes los que están mal, los líderes dicen que es la congregación que está mal, otros que no se atiende personalmente, o que sólo hacemos actividades vacías, ahora también se habla mucho de que hemos dejado de lado el discipulado. ¿Cuál es el verdadero problema?

Yo no lo sé. Sólo aporto ahora una nueva reflexión. Una de las cosas que puede pasarnos es que no estamos viviendo la realidad de la presencia de Dios en nuestras vidas.

A lo largo de Joel, Dios habla de su deseo de darse a conocer y de habitar con su pueblo. Porque en nuestras vidas puede que vivamos como cristianos ateos. Es decir, que creemos con él y creemos de verdad, y somos salvos, pero luego en nuestra mente parece que no somos conscientes de él. El Espíritu vive en nosotros, pero lo tenemos apagado.

Por eso, no quiero invitarles a “hacer cosas”, sino a pedir a nuestro Dios que él haga lo que quiere hacer, vivir entre nosotros. Que Dios pueda ser conocido por nosotros y a través de nosotros al mundo. Quiero terminar con dos pasajes que nos impulsarán a esto, y que desearía que pudiésemos leer esta semana y pensar en ellos y pedir y hablar con Dios sobre ello:

Jeremías 9:23-24. Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.