En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Salmo 17:15 (RV60)

La resurrección

El Antiguo Testamento no es evidente cuando se trata de la resurrección, quizá por falta de vocabulario o por que aún no hay plena conciencia de ella. En los pasajes en los que se perciben ciertos indicios, siempre puede interpretarse que se está hablando de experiencias de esta vida presente.

Es el caso de este texto del salmo 17:15, “estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. ¿Este despertarse habla de la resurrección? Pero el salmista había comparado la noche con un tiempo de dificultad (v.3), por lo que puede hacer referencia a que será cuando supere esta fase de su historia.

Sin embargo, también es cierto, que al hacer un contraste con sus enemigos en las frases anteriores, a éstos los califica como los que tienen satisfacción tan solo en esta vida (v.14), mientras que él la encontrará al despertarse. ¿A qué se refiere con esta vida? ¿Al tiempo presente hasta la muerte? Si es así, nuevamente parece claro que el salmista piensa en el más allá. Pero ¿y si es una referencia a los valores o la forma de vivir de esta vida? En ese caso, Dios los destruiría y el salmista entonces piensa en la vida que a él le queda con Dios antes de morir.

Quizá no hay una respuesta contundente a este dilema pero tanto éste texto como otros similares (por ejemplo el salmo anterior) apuntan a que había una cierta intuición de que la vida continuaría después de la muerte. Entre otras cosas porque esto es lo único que le daría coherencia a la confianza que ponen los salmistas y profetas en Dios y en sus promesas.

Ver a Dios como él es

Además de este indicio, el versículo nos impulsa a mirar a Dios tal y como es, en su verdadera semejanza. Y esto como algo bueno. Y si bien es cierto que sólo será posible tras la resurrección (1ª Corintios 13:12) también nos permite pensar en que desde el presente, podemos tener diferentes “despertares” en los que Dios se hace cada vez más patente y más diáfano.

Como todos tenemos una idea desvirtuada de Dios, será bueno que la vayamos cambiando poco a poco por otra más ajustada a la verdad. Necesitamos reconocer que no lo abarcamos por completo, que siempre tendemos a hacerlo pequeño y manejable, para que se ajuste a nuestra visión de la vida. No queremos que sea ingobernable por nuestra parte y nos cuesta aceptar que sea él quien nos cuestione sobre qué pensamos sobre él mismo.

Y no se trata tan solo de buscar tan sólo un mejor concepto intelectual y doctrinal, aunque sin duda esto puede ayudar, sino de un encuentro honesto con su persona, dejarse afectar por su gloria en la medida en la que él nos la va mostrando. Es un buen tema para “charlar” con Él, y una buena petición que él se alegrará de que le hagamos (“despiértame a tu semejanza”), ya que él desea darse a conocer.

“Me bastará con verte cuando despierte” (NVI)

Foto de Yann Allegre en Unsplash