Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20
Conversaciones difíciles
¿Cómo es la vida con Cristo? ¿Qué palabras o frases construiríamos para describirla? ¿Cómo explicaríamos a una persona que nunca ha escuchado hablar de estas cosas qué significa en nuestra vida que “Cristo vive en mí?
Puede que no sepamos hablar de ello porque nuestra experiencia con Dios, aunque seamos sus hijos, es pobre. Podríamos hablar de lo que nos cuesta orar, de lo poco que leemos la Biblia y lo poco que nos dice, o de nuestro esfuerzo para hacer lo bueno y lo correcto; ¿se acaba todo ahí?
Posibles conversaciones
Voy a tratar de poner algunos ejemplos de las cosas sobre las que podríamos compartir:
- ¿Cómo vivimos nuestra seguridad o inseguridad al salir a la calle al saber que estamos con él? ¿Cómo nos ayuda a luchar contra el temor? En este caso, los Salmos nos describen formas variadas de expresar esta experiencia.
- ¿Cómo hablamos nuestra conciencia de la presencia de Dios? ¿En qué situaciones vemos cómo el Espíritu Santo va dirigiendo nuestra vida? Aquí puede ser el libro de los Hechos el que nos ofrece relatos donde se nos habla de la guía de Dios.
Las vidas de otros
Sin embargo, si bien la Biblia es nuestra principal fuente para hablarnos de la Nueva Vida en el Espíritu aquí y ahora, también pueden ayudarnos las historias de aquellos de quienes hemos recibido sus memorias, como la de David Brainerd.
Este hombre, que vivió hace ya unos tres siglos, llevó el evangelio de Cristo a los nativos norteamericanos. Sin embargo, realmente no destaca por el fruto que Dios le dio, sino que ha sido reconocido por la experiencia de su relación con Dios, que él mismo registró en un diario y que editó Jonathan Edwards. A través de sus palabras, Barinerd ha sido de inspiración a muchos que han venido después de él.
Aquí uno de tantos ejemplos de su meditación: “mi alma estaba en este día, por turnos, dulcemente centrada en Dios: anhelaba estar con Él, para poder contemplar su gloria… Oh, que su reino pueda venir en el mundo; para que todos puedan amarlo y glorificarlo, por lo que es en sí mismo; y que el bendito Redentor pueda ver ‘el trabajo de su alma, y estar satisfecho’. Oh, ven, Señor Jesús, ¡ven rápido! Amén”1.
Brainerd no es el único. Otros tantos podrían llevarnos de la mano para que veamos qué es vivir en Cristo. Las biografías de hombres de Dios no son sólo para saber cómo el Espíritu Santo puede usar a sus siervos en su obra, sino para ver en ellos cómo vivieron con Cristo en su día a día.
Habla y comparte
Animémonos a hacer lo mismo. Podemos reunirnos con otros y poner palabras a lo que estamos viviendo junto con nuestro Señor. Quizá el principio sea reconocer que no sabemos cómo decirlo. O puede que empecemos reconociendo que estamos lejos de él. Incluso si esa es nuestra experiencia, por nuestro poco interés o porque nos sentimos abandonados por él, esta también ha sido la experiencia de los salmistas, incluso de Jesús mismo (Mt 27:46).
Pero llegará el momento en el que también sepamos decir junto con Pablo, que Cristo vive en mí.
Foto de Kevin Gent en Unsplash
Comentarios recientes