El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo se goza!
Salmo 21:1
Los salmos 20 y 21 están conectados. Ambos tienen la mirada en el rey, en quien además podemos ver la experiencia de Cristo anticipada. El primero son peticiones a Dios por él, el segundo la celebración de que ya le ha favorecido.
En este segundo salmo, una de las expresiones principalmente reflejada es la alegría. Al menos encontramos tres cosas de donde el rey puede alegrarse:
- Alegrarse de su poder (v.1). Porque ve lo que Dios está haciendo a su alrededor, lo identifica y vive confiado en la victoria.
- Alegrarse en la salvación (v.1). Relacionado con lo anterior, aprecia que ha vencido. En este sentido, si alegrarse n el poder atiende a cómo Dios lo hace o la capacidad que tiene de hacerlo, en la salvación mira al resultado, los hechos consumados.
- Alegrarse en su presencia (v.5). A fin de cuentas, la victoria viene dada porque Dios mismo está con el rey.
El caso es que el mundo en el que vivimos no parece darnos motivos para alegrarnos. Acaso breves momentos de fiesta o de evasión. Pero nada duradero. ¿Sabremos como pueblo de Dios afianzar nuestra fuente de gozo en la acción de Dios? ¿Podremos reflejar el verdadero gozo y que sea contagioso?
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