“Por eso los mansos heredarán la tierra.
Y se recrearán con abundancia de paz”
Salmo 37:11
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La acción de heredar
¿Cómo es posible adquirir todo un reino ya ocupado, con sus tierras correspondientes, sin utilizar la fuerza o el engaño? ¿Y qué tipo de personas entrarán en él? En este salmo Dios les dice: no se preocupen por todos aquellos que dominan la tierra y no se lo merecen. La heredarán aquellos a quienes yo se la daré. Porque ahí radica todo. ¿A quién le pertenece verdaderamente el reino y quién lo puede conceder?
Es decir, hay algo que los que la ocupan no han entendido. La tierra no es suya y la forma de vivir en ella no se basa en la fuerza, el mérito o la política. De hecho, ni siquiera debemos luchar por conservarla. Lo único que se puede hacer es recibirla o, en todo caso, perderla cuando Dios decida que ya tienes que irte.
Contraste entre codiciosos y pacientes
Es por eso que sólo los que esperan (v.9) y los mansos (v.11) la recibirán. No se puede obtener. El que sabe recibir es aquella persona que reconoce que en aquellas cosas que no son suyas, no puede hacer nada por conseguirlas. Sólo esperar que se las den, así que no se inquieta.
Por el contrario, los que no esperan acaban usando otro tipo de estrategias que les llevarán al fracaso: la violencia, la injusticia, la mentira. La codicia y la envidia los hace totalmente inapropiados para desenvolverse en un lugar que sólo puede ser recibido por heredad.
Y sólo los que viven con fe, los que de verdad confían, entienden y aceptan que de Dios es la tierra y todos los seres que la habitan (Salmo 24:1), pueden ser mansos y esperar. De él es este mundo y todo el universo. Si soy agraciado en vivir para siempre en ella o en cualquier otro mundo que Dios haya preparado, lo único que puedo hacer es recibirlo. Pues ya llegará ese momento.
Foto de Manohar Reddy en Unsplash
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