Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Salmo 51:1

Ten piedad de mí. Esas son las únicas palabras que puedo pronunciar. Reconocer que soy alguien a quien se debe tener compasión. No hay nada dentro de mí sobre la que pueda decir “ten en cuenta que he hecho esto o aquello”. Honestamente sólo si me miras conforme a tu corazón de amor es que puedo recibir tu perdón. No discuto, sólo pido piedad y acepto recibirla.

Dame también un corazón para tener piedad con los demás. Ten piedad de mi familia, mis hijos, mi mujer, mis padres y hermanos.  Ellos también necesitan de tu piedad y te pido por ellos sin clamar a tu justicia, sino a tu misericordia.

Ten piedad de mis amigos, de los que sufren, de los que son padres, de los que están solos, de los que se encuentran perdidos y cansados, de los que continúan luchando incansablemente y están agotados. De los que se han rebelado contra ti. Aún ten más piedad con ellos para que sean ellos mismos quien te pidan tu compasión.Ten piedad de mis enemigos, más aún cuando yo no consigo tenerla. 

Ten piedad de mí cuando para mis amigos o para otras personas he sido de estorbo, de mal ejemplo, cuando los he ignorado o cuando me he separado de ellos. Ten más piedad de ellos cuando yo les he traicionado y por mi culpa se han alejado de ti.

Ten piedad conforme a quien tú eres, y no conforme a quien yo soy. Ten más piedad de la que yo pueda imaginar.