Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Mateo 17:20-21
Contenidos
Introducción
Teniendo en cuenta estas palabras de Jesús, aún no hemos visto a una montaña trasladarse de algún lugar a otro. Hay montañas que han caído, y otras que resurgen de los volcanes, pero no han cambiado de lugar. ¿Por qué dijo Jesús estas palabras?
El ejercicio de la fe, su alcance y significado es un tema muy discutido. Sobre su significado tenemos textos en la Biblia que aparentemente pueden entrar en contradicción. Podemos ver la fe como una forma de pensar para que las cosas sucedan (como el mover montañas), como la confianza que provoca que actuemos (como la que puso en práctica Abraham) o la espera y aceptación de la acción de Dios (como la fe que salva).
¿Hasta cuándo me necesitarán?
El episodio que enmarca el texto que hemos leído (Mateo 17:14-21) nos cuenta que Jesús, después de haberse “transfigurado” delante de tres de sus discípulos, se topa con mucha gente y entre ellos uno que de rodillas le pide que haga algo con su hijo porque los discípulos no pueden conseguir que el demonio que lo posee lo abandone.
Los tres evangelios sinópticos narran este episodio con detalles diferentes. Lucas es el más escueto y Mateo y Marcos difieren con respecto a las palabras que dijo Jesús. Además, los eruditos dicen que el evangelio de Mateo, en su versión original termina en el versículo 20, sin hacer mención del ayuno y de la oración.
No obstante, en los tres se repite una pregunta de Jesús: “¿Hasta cuándo estaré con vosotros?” Pudiera ser que ante el nuevo rumbo que tomaba su vida,dirigiéndose a Jerusalén donde sería arrestado y crucificado, se plantea qué va a suceder cuando él ya no esté.
La montaña de la locura
Ante este momento, Jesús llama a la generación que le rodea incrédula. No sabemos exactamente si en tono de reprensión o con otra actitud, pero parece que este es un milagro que Jesús hace sin que una respuesta de fe le acompañe.
El texto, al menos para mí, es particular sobre las preguntas que nos hace de la fe, a las que parece difícil encontrar respuesta. No obstante, después de esas preguntas, propondré algo que podría sernos útil según las palabras finales que introduce Marcos (y que supuestamente se han añadido por copistas a la versión de Mateo).
Preguntas: el sentido de la fe de la que habla Jesús
- Jesús acusa a la generación de poca fe: ¿Quién tiene poca fe? Mientras que en muchos encuentros que tiene Jesús parece que la fe reside en quien pide el milagro (y así podríamos verlo en el texto de Marcos que el hombre pide ayuda para creer), en esta ocasión no sucede así. Para Mateo, Jesús interviene frente a toda una generación falta de fe. ¿Es la primera vez que ocurre esto?
- Jesús habla de tan sólo tener fe como un grano de mostaza: ¿Es la fe algo que crece? ¿La podemos medir como si fuera algo con volumen? ¿Qué estándar utilizamos? ¿Y para qué necesitaríamos fe más grande si con una tan pequeña moveríamos montañas? Claro, que según este criterio, ningún humano ha alcanzado tener una fe de ese tamaño tan pequeño, ya que no hemos movido ni siquiera una pequeña colina.
- Jesús también habla de que para esos casos, es necesario una fe que proviene del ayuno y de la oración: ¿Para qué tipo de acontecimientos es necesario más fe? Jesús no parece que nos dé pistas. Parece que hay una extraña relación entre la dificultad de unos casos con la fe que se pueda tener, o entre la manifestación del poder de Dios.
- ¿Qué sentido tiene la palabra “hombres de poca fe”? Se utiliza una sola palabra en griego para expresar esa idea (oligopistos) que en todo el Nuevo Testamento sólo está en boca de Jesús (en 5 ocasiones). Como si fuera un vocablo inventado por él y casi siempre utilizado con un sentido de cierta recriminación.
Aumentar la fe
Sin embargo, aunque a pesar de que hay muchas cosas que no entendemos, me gustaría aclarar algunas confusiones con un pensamiento casi universal que no creo que sea correcto. En muchos contextos escuchamos hablar de la fe como “un esfuerzo mental que uno hace en un momento dado o durante un tiempo para que algo suceda o para convencer a Dios de que haga algo”.
Sin embargo, teniendo en cuenta el texto y tomando las palabras de Jesús en Marcos (“este género no viene sino con oración y ayuno”) podemos deducir:
- La fe no proviene de un acto único. La oración y el ayuno conllevan tiempo. Cuando uno se enfrenta a una situación en la que necesita que suceda algo, no se pone a orar y ayunar. Es una fe que se ha ido “gestando” con antelación.
- Esta fe viene más bien por un estilo de vida cercana a la presencia y dependencia de Dios, que es a lo que nos lleva tanto la oración como el ayuno. Tenemos el ejemplo mismo en la vida de Jesús, que pasó 40 días en extrema dependencia de su Dios y de quien sabemos que pasaba buscaba estar solo por las mañanas en oración.
- Este tipo de vida implica que nuestras peticiones y confianza en Dios habrán quitado las asperezas de nuestro egoísmo. Lo que pediremos no estará afectado por nuestros deseos, como dice Santiago en su carta.
- Por último, este tipo de vida implica que estamos muy cerca de saber lo que Dios quiere hacer, cómo quiere actuar, cuál es su voluntad. Es en este sentido que podemos pedir cualquier cosa y se hará hecho, porque pediremos lo que sabemos que Dios quiere, porque nuestro deseo es el crecimiento de su reino.
Conclusiones
Todo esto me lleva a una última reflexión. Ante nuestro crecimiento en la fe, en cualquiera de las tres vertientes que mencioné al principio, podríamos caer al menos en dos caminos incorrectos:
- El del desánimo en nuestras peticiones continuas a Dios, despistados en cuanto a que la fe debe tener su lugar, por lo que seguimos rogando como una rutina sin intensidad (es mi propia tendencia);
- El del esfuerzo puntual, tratando de tener fe en un momento determinado para que las cosas vayan como nosotros deseamos (aunque estas cosas sean buenas).
Sin embargo, Jesús nos enseña que el camino es buscar la dependencia de Dios, practicando el ayuno y la oración. Quizá deseamos que fuese de otra forma más sencilla y más rápida, pero una fe tan grande ya la vez tan pequeña como el grano de mostaza requerirá largas conversaciones para comprender lo que Dios está haciendo y poder así participar en ello.
Photo by Craig McKay on Unsplash
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