14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de este postrada en cama, con fiebre. 15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. 16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Contenidos
Introducción
El evangelio de Mateo es un evangelio netamente judío y para judiós. Así que su literatura va a estar influenciada por su forma de escribir. La literatura judía utiliza mucho el ritmo en su estructura y eso se puede ver en este evangelio.
Mateo usa bastante este ritmo. De hecho, en todo el libro combina hechos con discursos de Jesús. La mayoría de las enseñanzas de Cristo están agrupadas en cinco discursos y van seguidos y precedidos por hechos que además están relacionadas de alguna forma con esos discursos.
Un ejemplo es esta serie de sucesos de los capítulos 8 al 9. Vienen después del Sermón del Monte y éste termina así:
“24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. 28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”
Mateo 7:24-29
Estas palabras tienen que ver con su autoridad. De alguna manera se plantea la pregunta ¿quién es este para hablar de estas cosas y de esta forma, para pedir además que le hagan caso? Entonces los pasajes siguientes hablan de la autoridad de Jesús sobre enfermedades, sobre la maldad, el mar, etc. Pero además, esta serie de acontecimientos termina de la siguiente forma:
“32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. 34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios. 35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Mateo 9:32-33
La pregunta que se hace la gente al final sigue teniendo que ver con la autoridad de Jesús, y algunos le acusaban que su autoridad venía de Satanás. Inmediatamente surge la cuestión de que todo lo que había que hacer era mucho para él, así que les pide que oren para que haya más personas para hacer este trabajo y el discurso que le sigue en el capítulo 10 son enseñanzas de cómo tienen que hacer ese trabajo.
Por tanto, aunque no siempre es sencillo seguir el hilo en el libro, descubrirlo y entender este contexto nos ayuda a comprender lo que está sucediendo.
Estructura
Pero no sólo a nivel general, sino que podemos encontrar algunas repeticiones en otras partes. Por ejemplo, en este texto del que estamos hablando. Es muy breve, pero menciona dos cosas que hace Jesús:
Toca a una mujer postrada y con su palabra echa fuera demonios. Resulta que en los acontecimientos anteriores Jesús había hecho lo mismo: tocó a un hombre leproso y con su hablar curó a un joven que probablemente era siervo de un centurión y en la conversación que tiene con este centurión se habla de la obediencia cuando una persona de autoridad dice que se haga algo.
Teniendo en cuenta todo esto, vamos a pasar a este pequeño pasaje y tratar de comprender por qué Mateo quiso que supiéramos esta parte de la historia.
La suegra de Pedro
14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. 15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
Tocar.
Como mencioné, Jesús toca tanto al leproso como a la mujer de Pedro. En los dos casos sucede lo mismo. Tenemos que tener en cuenta que en aquellos tiempos, la fiebre era tratada como una enfermedad en sí misma, no como un síntoma. Por estar enferma, quien la tocase quedaba como ella inmundo. Esto no tenía que tener enormes repercusiones, a diferencia de un leproso que la situación era peor. A los enfermos se les podía tocar, no era pecado, pero luego tenía que hacerse un ritual para estar limpio y poder participar de los rituales.
Jesús toca a esta mujer, la hace presente, le muestra afecto y le muestra su presencia y su persona. Todos sabemos lo que significa que te toquen, aunque cambia de cultura a cultura y de persona a persona, no todos nos tocamos. Existen unas reglas y unas normas y ese toque tiene un significado.
Jesús se muestra cercano aún a riesgo de que para otros quedaba manchado. Sin embargo, eso no pasaba, porque la persona quedaba limpio. Este tocar además tiene otro significado que creo que Mateo se lo dará después y lo veremos en el último versículo.
Servir
Algunas traducciones interpretan este texto en que esta mujer le preparó la comida. Realmente el texto no dice eso, para quien lo haya leído. La palabra es la que se usa en todo momento para servir y que tiene que ver con ser diácono. Literalmente es que le servía. Ahora bien, es verdad que podría ser que lo que hacía era servirles comida, sería lo normal en aquella casa, pero no es seguro. Habría que saber un poco más de aquella cultura y averiguar todo lo que en aquel momento significaría servir en una casa.
Ahora bien, en el contexto de que Mateo quiere expresar la autoridad de Jesús, este detalle refuerza esta idea. Si Jesús es Señor, la respuesta esperada a que se acerque, te toque y te sane, es el servicio. El reconocimiento de que es alguien especial y distinto, como lo reconocieron también el leproso y el centurión.
El episodio de endemoniados y enfermos
16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos
Traer a Jesús
Es un movimiento interesante. Podemos pensar que presentar el evangelio tiene al menos dos movimientos. Uno es ir o enviar. Ese no lo tenemos aquí. No podemos esperar simplemente a que las personas vayan allí donde está Jesús. Jesús mismo recorría los pueblos de Israel hablando de la venida de su reino.
Pero presentar el evangelio también tiene algo de “traer” a otros a Cristo. De echo utilizamos esa expresión de “llevar a otros a Cristo”. A fin de cuentas el evangelio no somos nosotros, nosotros lo hemos conocido, conocemos a Cristo, y de alguna manera llevamos a Cristo a otros, pero queda otro camino por recorrer, el que otros se acerquen a descubrir quién es él y qué pueden recibir de él.
Esto es muy interesante, porque hay una parte del evangelio que no está en nuestro control, sino que ofrecemos a los demás: “ven, acompáñame a que le conozcas”. Yo no te quiero convencer, acércate directamente a la persona de Jesús y dale la oportunidad de verle y conocerle. Entonces descansamos, recibimos preguntas, contamos sus historias y descansamos en que Cristo mismo, a través del Espíritu es el que habla.
Esto no significa que es traer a las personas a la iglesia, sino aprender a llevar a las personas a Cristo. Es un reto pensar en esto, en qué puede significar, en cómo se puede hacer. Hay personas que nos pueden enseñar a hacer esto. Si de verdad tienes interés, te reto a que pidas a Dios que ponga una persona en tu camino que te enseñe a hacer esto.
La palabra de Cristo y su autoridad
En los evangelios hay algunas cosas que se añaden con un propósito muy específico. Hay detalles que simplemente explican cosas que no tienen valor fundamental, como cuando dice que la suegra de pedro se levantó. No hay nada más detrás sino que se levantó y empezó servir.
Pero cuando Mateo dice que sanaba “con su palabra”, esa expresión sí quiere mostrar una verdad importante. No es que lo hizo de esa forma como podía haber utilizado otra. Veamos ejemplos:
- Con el leproso: Mateo 8:3
- Con el centurión: Mateo 8:9 y 13
- Calmando el mar: Mateo 8:26-27
- Dando permiso a los demonios: Mateo 8:32
- Paralítico traído por sus amigos: Mateo 9:6-7
- Obediencia de Mateo: Mateo 9:9
¿Por qué con la palabra? Desde el inicio de la Creación se muestra a Dios actuando a través de la palabra. Las palabras son muy importantes. Y las de Dios más aún. Cuando Dios habla algo sucede.
Dijo el profeta Isaías: Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:9-10)
Toda la creación está pendiente de las palabras de Dios, de lo que Jesús dice. incluso los demonios y la naturaleza se le somete. La enfermedad se le somete. Esto es así porque todo lo que pasa en nuestro cuerpo es naturaleza y si él puede crear algo nuevo, también puede modificar su curso. Y todo lo hace por su palabra, habla y se le hace caso.
Uno de los grandes misterios que Dios ha puesto en nosotros es que nos ha creado con tal libertad, que Dios habla y nosotros no le hacemos caso. Él ha nos ha hecho con la capacidad de rebelarnos directamente: “no quiero hacer lo que tú dices”, o de tergiversar lo que él dice: “lo que tú quieres en realidad es distinto”.
Tremenda osadía. Como si Dios fuese un igual, como si nosotros supiéramos qué es lo mejor. Nos levantamos ante él y hemos tenido el talante y orgullo de decir: yo no, yo no te hago caso.
Quiero animarles a que leer estos pasajes de Mateo 8 y 9 de forma continua y reflexiva nos tiene que llevar a reflexionar: Señor, ¿pero quién soy yo para creerme tan importante para decirte a ti que no a tu voz? Estos encuentros no tienen tanto que ver con si podemos ser curados o no, sino sobre quién es Jesucristo, su autoridad sobre todo lo creado. Todo se le somete, vino con un reino como rey y el universo se postra ante él. Pero los suyos, no sólo Israel, sino los humanos no somos capaces ni de verlo y reconocerlo.
Isaías 53:4
17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Quiero proponer que este pasaje lo que hace es añadir una explicación a lo que está sucediendo hasta ahora y lo que sucederá después. Ya he estado comentando que Mateo establece la autoridad de Jesús, pero no sólo eso. También se muestra su amor y compasión por las personas.
Todo esto, dice Mateo es para que se cumpla este pasaje de Isaías 53. Sabemos que este capítulo describe de una forma muy detallada el sufrimiento de Jesús y su propósito de llevar en sí mismo nuestra maldad y nuestros problemas. ¿Cómo es posible esto?
Después de pensar en todo esto, justamente esta semana vi un capítulo de una serie antigua, “Doctor en Alaska”. Uno de sus protagonistas es judío y en este capítulo se mostraban algunos aspectos del Yon Kippur, o el día de la expiación. No les voy a contar la historia, pero en una de las escenas se recrea cómo uno pone las manos en la cabeza de otro en una especie de símbolo de transmisión de lo que tiene uno dentro a otro.
Esto es lo que sucede en Levítico 16:20-22: Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; 21 y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. 22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir al macho cabrío por el desierto.
Azazel: era un macho cabrío al que se le traspasaba el pecado. Uno de ellos moría, otro cordero se le dejaba ir con la carga del pecado. Lo llevaba sobre sí. Es esa probablemente la idea de Isaías. El Mesías sería quien lleva sobre sí o consigo lo que tiene el otro. Y la “transmisión” era a través de tocar al otro. Creo que Mateo entendió que algo de esto estaba pasando y se acuerda del pasaje de Isaías: Jesús estaba tomando nuestro dolor.
Conclusiones
Podemos animarnos en las siguientes verdades:
a. La confianza en la Palabra de Cristo. A veces creo de una forma no consciente se nos mete en la cabeza que a Dios se le ha ido las cosas de las manos, como si eso fuera posible.
Cuando vemos a Cristo hablando y que las cosas suceden así sin más, de forma inmediata, debemos entender que para él todo esto es sencillo. Dios, Cristo, sólo tienen que hablar y decir que algo suceda para sea así.
La cuestión es que vemos las cosas desde una perspectiva pequeña, desde lo que nos está sucediendo. Como queremos que las cosas sucedan para que a nosotros nos vaya todo bien desde nuestro punto de vista, pues claro no nos parece que Dios esté actuando.
Pero si vamos a él con confianza y con la perspectiva de que su reino venga, llegaremos a entender y a ver algunos retazos de su mano en este mundo y de su mano de gracia alrededor y también en nosotros mismos, en las formas en las que él hace las cosas.
b. La obediencia a la palabra de Cristo.
Que Dios y que Cristo hablen y que no le hagamos caso, no es una cuestión menor. La responsabilidad de la libertad que ha puesto en mí para ser capaz de obedecerle o ignorarle es tremenda y debe alegrarnos, asumirla y a la vez respetarla. Eso es parte del temor de Dios.
Obedecer es bueno, para Dios, para nosotros. Fuimos creados en parte para eso, para vivir para Dios como lo mejor que podíamos hacer con el regalo que se nos ha dado de nuestra vida.
¿Tenemos una conversación pendiente con él sobre esto? ¿Entrarás a hablar con Dios sobre ello y te rendirás a su señorío? Samuel cuando Dios le llamó hizo caso a las palabras de Elí y le dijo: “Habla Señor que tu siervo escucha (1 Samuel 3:10). Así de sencillo. Pero así de difícil de ceder.
c. Recibe la gracia de Cristo
Acepta el regalo de que Cristo se ha llevado consigo tu culpa, tu vergüenza, tu indignidad, tus errores. Y que es capaz de seguir haciéndolo.
d. Traigamos a otros a Cristo. Indiquemos a otros el camino para ser aliviados.
Foto de Joshua Burdick en Unsplash
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