5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
Mateo 8:5-13
Contenidos
Introducción
En las páginas de internet donde podemos ver mapas de lugares podemos encontrar el lugar de Capernaum. Allí tan sólo hay unas pequeñas ruinas de lo que fue ese pueblo, además de unas construcciones del siglo pasado que pertenecen a un grupo de monjes católicos. Hoy en día, además del aspecto religioso, es un lugar turístico.
El pueblo tuvo una historia muy corta. Si buscamos información vemos que es probable que surgiera apenas unos cien o doscientos años de que Jesús naciera y sobre el siglo XI después de Cristo fue abandonado. Nada en comparación con otros lugares. Fue a finales del siglo XIX que se ha tratado de recuperar el lugar.
Allí vivía Pedro y su familia, y puede que Jesús también tuviera una casa en ese lugar. Al menos durante un tiempo. El caso es que este centurión sabía que allí podía encontrar a Jesús y se dirigió a buscarle.
Me parece curioso que Jesús viviera en un pueblo tan pequeño e insignificante. Esto encaja con toda su vida, nació en Belén, fue un desconocido, vivió como una persona humilde y pasó parte de su tiempo en Capernaum. La forma propia de Jesús de afrontar la vida.
Vamos a ver cuatro aspectos según las secciones en las que podemos dividir el pasaje:
- El encuentro (v.5-7)
- Las palabras del centurión (v.8-9)
- La respuesta de Jesús (v.10-12)
- La sanidad (v.13)
El encuentro (v.5-7)
5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
Sabemos que se trata de un soldado romano, con rango militar, que va a buscar a Jesús a un pueblo pequeño.
La relación entre gentiles y judíos tenía sus tensiones y rituales. Entre ellas, los judíos no permitían que entraran a sus casas y tampoco querían entrar en la casa de un gentil.
Es un hombre de autoridad, que se acerca a Jesús y le dice “Señor”. Además sabemos que es un hombre atento y conciertos afectos hacia los que tiene bajo su responsabilidad. La palabra para hablar de la persona enferma es “muchacho”, que podría ser su siervo.
Y hay otra cosa importante: es un hombre adiestrado para matar y vencer en la guerra. Aún cuando fuese en contra del mismo pueblo judío. Además debía haber hecho bien su trabajo, porque era responsable de cien soldados.
Todo esto tenemos que tenerlo en cuenta para comprender los efectos que tiene esta conversación. No podemos “romantizar” esta historia y no darnos cuenta que Jesús alaba a un hombre que con toda probabilidad ha matado a otras personas e incluso personas de Israel, y que no sabemos que renunciara a su oficio, así que pudo haberlo seguido haciendo después.
A pesar de toda esta carga, ya Jesús dice: “Yo ire y le sanaré”.
Las palabras del Centurión
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
La fe no es ciega ni sin fundamento. Jesús se sorprende de la fe de este hombre, ¿de dónde provenía esta fe? ¿Por qué es sorprendente?
Solemos decir: “hay que tener fe”, ¿qué significa eso? La fe no es un esfuerzo mental, no es imaginar algo para que si tenemos la suficiente fuerza mental, pueda suceder.
Quiero proponer que lo que es sorprendente en este hombre es conocer cómo funcionan las cosas. Entender ciertas cosas de Jesús que los demás no llegaban a comprender y que por eso mismo les hacía confiar en su persona y en la posibilidad de que pudiera sanar a su “muchacho” o siervo sin necesidad de entrar en su casa, y así además evitaba un conflicto que él veía innecesario por eso.
Este hombre parece que ha escuchado hablar de Jesús, por eso va a buscarle. Ha oído lo que ha hecho y probablemente ha oído de las cosas que enseña. Seguramente es uno más de los que se sorprende con la autoridad con la que habla. Él además tiene sus propias experiencias de vida sobre la “confianza” y la vida de autoridad. De meditar en todo ello, piensa “anda, entiendo algo de este hombre, voy a buscarlo y pedirle que haga algo por este muchacho”. ¿Qué es lo que pudo haber entendido? De sus palabras se desprende:
- Que Jesús es Señor, tiene autoridad, porque lo llama de esta forma
- Que Jesús es un enviado, tiene una misión, porque él dice de sí mismo que sabe lo que es obedecer a otro superior
- Que Jesús domina un reino que no es físico, sino que su ámbito es espiritual, porque suceden cosas que las personas no ven. El centurión entiende que la naturaleza está bajo su dominio y que si él decía algo, sucedería, de alguna forma como él mismo manda a otros a hacer cosas, otros haríain algo en nombre de Jesús ¿ángeles? No sabemos y tampoco sabemos lo que este hombre pensaba, pero sabía que algo sucedería de una forma no material.
En este sentido, tenemos que pensar que conocer mejor a Cristo y cómo él enseña sobre la vida, puede fortalecer nuestra fe, como sucedió con la de este hombre.
Algo importante en lo que tenemos que pensar es que este hombre hace un puente de su realidad con las verdades espirituales. Y es importante que podamos hacer estas conexiones. De alguna manera, nuestra vida tiene muchas similitudes con la vida en Dios, aunque generalmente desvirtuada por nuestra maldad. Este hombre las encontró. Si las buscásemos podría ser una forma de acercar el evangelio a Cristo. Pensamos en Cristo, pensamos en lo que vivimos nosotros y establecemos esos puentes como hizo el Centurión.
Las palabras de Jesús
10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes
Si miramos los tres primeros encuentros de Mateo 8, la sanación del leproso, del centurión y de la suegra de Pedro, vemos que son personas que no destacarían por el mundo de los israelitas. Un enfermo, un extranjero y una mujer.
No son las personas a las que un religioso de aquella época admiraría. Pero Jesús ve en ello salgo que él valora y busca: su fe y reconocimiento de que él es el Señor (recordemos que la suegra de Pedro se levanta y le sirve).
Nosotros valoramos a las personas con unos criterios bien distintos a los de Cristo. Y es difícil de ver a los demás como él lo hace. No es cuestión de conducta, méritos u otras cosas visibles, sino de la posibilidad de confiar en él y de relacionarse con él de la forma más adecuada.
En ese sentido, al igual que el centurión, vendrán otros de fuera de nuestro entorno eclesial y veremos en ellos una vida espiritual que los que hemos vivido en iglesia de pequeños nunca hemos tenido. Y en eso hay algo de misterio, porque Dios lo ha hecho posible. En vez de envida, podemos sorprendernos también lo que Dios hace en la fe de otros.
El problema de haber escuchado a Jesús tanto es que no podemos describirlo bien. Como si nos contasen tanto de alguien antes de conocerle y ya creemos conocerle. Al verlo, lo tratamos por la imagen que nos hemos hecho, pero es errónea. Tenemos que volver a conocerle, a renovar nuestra confianza en el descubrimiento de su persona real. En ese sentido, quienes se acercan por primera vez tienen una ventaja, que van con su capacidad de valorar a Jesús intacta, no influenciada.
Otra cosa que podemos ver es que Jesús es un buscador de personas de fe, o de fe en las personas. Él mismo dice que no ha encontrado tanta fe, es algo en lo que se fija y está pendiente, en la capacidad que tenemos de poder confiar en él. Lucas recogió una pregunta de Jesús inquietante. Después de contar una parábola sobre una mujer que reclamaba a un juez y utilizarla como ejemplo de orar continuamente, terminó diciendo ¿hallará fe el hijo del hombre en la tierra? Esta pregunta refuerza la idea de lo que está buscando y requiere Cristo.
Conclusiones
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora
Jesús busca a personas que quieran poner su fe o confianza en él, en quién es él como persona y en lo que vino a hacer y en lo que es capaz de hacer.
No busca intelectuales, ni tontos, ni buenas personas, ni los más desastrosos, ni más religiosos, ni hombres, ni mujeres. El quiere hallar personas que confíen y entonces obedezcan y quieran vivir en su reino.
Foto de Joshua Burdick en Unsplash
Comentarios recientes