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Introducción
Tengo temor a estudiar las profecías sobre los tiempos por venir. Son difíciles, existen muchas interpretaciones y a veces me aburro leyendo sobre este tema. Nunca he estudiado el Apocalipsis, y sobre estos temas sólo estudié una ocasión algunos algunos textos de las cartas a Tesalonicenses. Sucedió algo parecido a lo de hoy, es que lo estudié porque estaba haciendo un estudio de la carta. En aquél momento tuve un primer impulso de saltarme el texto, pero como soy un poco tozudo no lo hice. Esta vez sentí un poco de temor, pero no tuve el impulso de saltarme el texto.
Prácticamente, casi todas las ciencias universitarias, por no decir todas, trabajan sobre proyectos. Se hace un estudio, se plantean unos objetivos y luego se desarrolla una metodología para alcanzar esos objetivos. Esto no es nada nuevo de las ciencias, los seres humanos utilizamos estrategias desde los tiempos más remotos, lo que no son sino proyectos, mejor o peor razonados.
El proyecto sirve como aprendizaje, porque al final del mismo, se puede hacer una evaluación, y aprender de los errores o de los éxitos.
Los proyectos humanos tienen un tiempo humano de ejecución, de tal forma que normalmente son quienes los piensan los mismos que pueden evaluarlos.
Dios también tiene un proyecto, en el cual interviene su iglesia. Pero como vamos a ver, nuestro tiempo y nuestra evaluación no coincide con la de Dios, porque no somos capaces de concebir las cosas como él lo hace.
Contexto
Como siempre, antes de continuar tenemos que hacer un pequeño repaso para saber dónde estamos.
Contexto histórico:
Israel había estado 70 años en el exilio, 70 años muchas personas fuera de su tierra. Después de 70 años un buen número de ellos habían regresado y con el primer entusiasmo comenzaron a edificar el templo, pero por desgana y por temor a los pueblos vecinos habían parado la construcción. Unos diez años después dos profetas, Hageo y Zacarías, animan al pueblo para continuar la obra.
Contexto del texto
Hacía un mes y medio que Hageo había hablado al pueblo, les había animado a reflexionar sobre su vida y sus prioridades, porque habían puesto primero sus deseos, la construcción de sus propias casas, antes que la del Templo. El pueblo había reaccionado positivamente, y durante esa construcción, Dios habla otra vez al pueblo por medio de Hageo.
Por lo tanto, ésta es la segunda predicación. El texto tiene unidad con el primero, dado que cuando habla del momento, no vuelve a decir el mes, toma referencia el pasaje anterior, por lo que se ve que hay unidad en el libro. Pero esta nueva profecía se dice un mes y medio después.
División del texto
Además de los dos primeros versículos que indican cuándo sucedió todo, quién habla y a quienes se dirigen, podemos ver dos partes:
- v.3-5
- v.6-9
Desarrollo
El momento
1 En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:
El mes séptimo, conocido como el mes de Etanim (1 R 8.2) o Tishri, corresponde a septiembre-octubre. Durante ese mes se celebra la fiesta de las Enramadas o de los tabernaculos (Lv 23.34; Dt 16.13). Otra vez Hageo aprovecha una fiesta para hablar a todo el pueblo.
Comparaciones odiosas
4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.
3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
* Las comparaciones
Se dice que “segundas versiones nunca fueron buenas”. Aunque existe excepciones, tanto en libros, como en películas, con frecuencia se hacen segunda y terceras versiones que dejan mucho que desear, se crean expectativas enormes, se espera que sea incluso mejor, más divertida, más espectacular, pero después nos llevamos una desilusión.
Además tendemos a pensar que lo primero que vimos siempre fue mejor. Si vemos dos películas basadas en la misma historia, a no ser que la diferencia sea abismal, tenderemos a apreciar la primera en la que apreciamos por primera vez la historia que tanto nos gustó.
Algo así estaba pasando en Israel, el templo se estaba edificando, no sabemos con exactitud qué es lo que pasaba, pero en una comparación del templo de Salomón con el nuevo templo,éste último sale perdiendo.
Probablemente estarían viendo que no era tan fácil como pensaban- En un principio estarían ilusionados, como nos ha pasado a todos nosotros en muchas ocasiones. Antes de empezar lo vemos todo fácil, todo realizable y alcanzable con esfuerzo. Pero cuando lo tenemos en marcha, vemos las dificultades y en muchas ocasiones abandonamos el proyecto.
Se darían cuenta que el templo no tendría nunca la gloria del anterior. Todo ese oro, toda la riqueza, el brillo, la grandeza de Salomón. Además del aspecto externo, se había perdido mobiliario, sobre todo el Arca del Pacto. Nunca más tendrían esa caja de oro y esos querubines donde debía derramarse la sangre del día de la expiación.
* Ojos humanos
Sin embargo hay un detalle curioso pero muy importante: Dios pregunta: “¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?”. VUESTROS OJOS, que son muy distintos de los ojos de Dios. Como la elección de David, Samuel creía ver en el hermano mayor al rey, pero Dios veía más allá.
Mario Benedetti escribió de una conversación que recordaba de su infancia con un ciego. Ese hombre, hablando sobre una cárcel le dijo que “los ciegos, como no vemos los muros (apenas los tocamos), descubrimos, o tal vez inventamos, otra dimensión de la libertad, tenemos más tiempo que los videntes para pensar en ella”. Pensé que la valoración de una persona ciega sobre algunas de nuestras decisiones sería muy interesante.
La vista y cualquiera de los sentidos del ser humano son una maravilla, pero están limitados. Nuestros ojos ven, pero a la vez nos ocultan muchas cosas. Vamos a ver al menos dos cosas que están ocultas a nuestros ojos.
* Esfuerzo (v.4)
Pero antes de ver esas dos cosas, pide el esfuerzo. Lo hace usando la forma que ya se ha usado en los textos anteriores, nombrando a los dos líderes, Zorobabel y Josué, y a todo el pueblo.
En un artículo de El País Semanal del domingo pasado (8/11/09) hablaba sobre el cambio climático y se estudiaba cómo el ser humano puede tomar decisiones de cambio a largo plazo.
Una corriente psicológica, decía que tomar decisiones de cambios importantes está determinado por el pensamiento racional o analítico, y por una reacción urgente ante el peligro. Pero cuando se trata de cambios a largo plazo, estas son difíciles. El artículo decía:
“En el modo analítico, no siempre somos aficionados al pensamiento a largo plazo; los experimentos han demostrado que no suelen gustarnos los beneficios aplazados”.
Con respecto al miedo, pasan dos cosas, no somos capaces de preocuparnos a largo plazo, y tenemos una limitación a la hora de mantener la sensación de miedo por largo tiempo.
Esto es curioso, porque es lo que vemos aquí y lo que vemos en general en el comportamiento del pueblo de Dios. Actúa por miedo y temor ante Dios, por el arrepentimiento y por las promesas (beneficios). Pero estos pensamientos no son duraderos.
En este texto vemos que Dios vuelve a enfrentarse al desánimo, al desaliento, las decisiones de cambios no se habían mantenido. Y esto requiere un esfuerzo. No es cuestión de actuar por miedo, o por beneficios, es cuestión de tomar decisiones por entrega a Dios, para la gloria de Dios, y eso requiere un esfuerzo.
* El espíritu abre nuestros ojos
Ya vimos en el libro de Hageo la relación entre el trabajo y la presencia de Dios. Cuando Dios pide algo, ofrece además su presencia.
Pero ahora quiero hacer referencia a que la presencia de Dios cambia nuestra perspectiva ante aquello que estamos haciendo para él.
¿Quién dijo que hicieran el templo? ¿Para quién hacen el templo? Para Dios. En aquel momento, como un mes antes, Dios ya se lo había dicho: “yo estoy con vosotros” (1:13). Y eso no había cambiado. Si Dios estaba con ellos, el resultado iba a hacer el que Dios tenía previsto. Si hubiese deseado un templo como el de Salomón, lo hubiera obtenido, pero no era eso lo principal.
Eso sí, para Dios sí era importante el esfuerzo, su pueblo construyendo, su pueblo trabajando. Para Dios era importante ayudar a su pueblo mientras trabaja. La valoración final del resultado es cosa de él, de nosotros depende el entregarnos.
Detrás de todo avivamiento puede haber un perñiodo de desánimo. Antes no se veían las dificultades, se cree uno que puede mantener el mismo punto de vista sin desalentarse.
Es curiosa la forma de decirlo en el versículo siguiente; “En medio de vosotros”
* La presencia enraizada en el pacto (v.5)
El versículo 5 es importantísimo. El profeta recuerda el compromiso que Dios contrajo con el pueblo cuando lo liberó de la esclavitud en Egipto:
“Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios (Ex 29.45-46)”
Dios basa en ese momento la promesa de su presencia. Así como el Señor estuvo presente en medio de ellos durante la travesía por el desierto (Ex 13.21-22; 14.19), de la misma manera lo estará también durante la reconstrucción del templo, según las promesas que había hecho (Dt 7.7-8; 10.14-15; cf. Jos 1.6-9).
Esto me planteó una pregunta, ll pacto ¿dejó de existir en algún momento? Oseas habló fuertemente diciendo que su pueblo dejaría de ser su pueblo y que Dios dejaría de ser su Dios. Pero años más tarde Dios dice: sigo cumpliendo mi pacto, pero además es que es Dios mismo quienes se los recuerda, ni siquiera el pueblo lo reclama.
* Conclusión parcial
Tanto a nivel personal, como a nivel de iglesia, miramos las glorias pasadas, o quizás las glorias de otros. Hacemos comparaciones que nos desaniman. Recordamos las grandes azañas de nuestra juventud, los campamentos impactantes, las escuelas bíblicas repletas de niños, los tiempos de comunión los domingos por la noche, las horas de lectura bíblica y las oraciones de hace algunos años.
Pero nos olvidamos que el proyecto que tiene Dios para nosotros es el mejor, no era lo que teníamos en el pasado, sino lo que está por llegar. El pasado lo que cuenta son las promesas, su pacto que nos llevan hacia el proyecto que ignoramos cómo va a acabar.
Pablo escribió a la iglesia de Filipo:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6)
Segunda parte: profecía
6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;
7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Hasta este momento no hemos tenido en el texto de Hageo ninguna profecía tal y como entendemos ahora esa palabra. No ha habido ninguna referencia a hechos que acontecieran después de Hageo. Este es el primer texto que aparece como tal.
* Los tiempos
Primer escollo: “de aquí a poco”, no sucedió en poco tiempo, de hecho, algo así no ha sucedido. Es cierto que hubo terremoto con la muerte de Jesús, pero no necesariamente se relaciona con esa época, porque màs adelante habla de que habrá paz.
Además Jesús dijo que lambién volvería cerca. creo que estas expresiones hablan del concepto de tiempo de Dios. Para Dios no es mucho tiempo, aunque para la humanidad sean siglos.
También tenemos que recordar que existen varias profecías en la biblia que en un mismo versículo, en una misma frase, se revelan sucesos situados en distintos tiempos, muy separados unos de otros.
El más conocido es cuando Jesús lee una profecía de Isaías:
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor
Lucas 4:16-19
Pero el texto de Isaías continúa con otros aspectos que no han ocurrido todavía, que están pendientes de cumplirse.
Así que lo que viene a continuación, al menos para mí, es difícil de colocar con respecto a cuándo va a suceder, aunque en un principio parezca sencillo.
* Temblores
Este texto quizás nos recuerde a la muerte de Jesús, cuando la tierra tembló (Mateo 27:51), o a su resurrección.
Pero además, y en consonancia con este texto, los temblores de tierra o terremotos son señales del retorno de Cristo:
Mateo 24:7
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, terremotos en diferentes lugares”.
Sin embargo, estos terremotos no parecen ser de los que habla Hageo, ya que los de Hageo parecen universales, no tanto terremotos en diferentes sitios.
Pero en las palabras del Apocalipsis, se habla nuevamente de terremotos universales, quizás el texto más claro es el de los versículos 17 y 18 del capítulo 16:
Apocalipsis 16:17-18
“El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: “Hecho está”. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”.
Pero independientemente de cuándo vaya a ser el terremoto, debemos pensar en lo que éste implica. En un terremoto, el hombre pierde toda su fuerza, todo su valor. Es pequeño, es inestable, no tiene nada que hacer, ningún recurso, ningún lugar en el que protegerse. La debilidad y pequeñez del hombre se hace patente.
A su vez, cuando Dios se manifiesta de forma explícita, cuando Dios interviene con poder, la tierra se conmueve. Fue así en el Sinaí, fue así en la muerte y resurrección de Jesús. Será así cuando vuelva a manifestarse.
Y es que la presencia de Dios, provoca terremotos, no sólo en la tierra, sino también en el corazón del ser humano.
* Las riquezas
Lo siguiente que sucederá es que Dios acumulará todas las riquezas, porque definitivamente son suyas.
Este texto que habla de “El deseado”, muy conocido quizás por una canción de Marcos Witt, “El deseado de las naciones”, parece que habla claramente de la primera venida de Jesús. Sin embargo, la traducción no es la más adecuada. La traducción que probablemente sea más fiel al original es “y vendrá lo deseado de las naciones”, haciendo referencia, según el contexto a las riquezas que deseaban y poseían las naciones.
Dios hace la promesa de que el templo se llenaría otra vez de gloria, y en este caso, habla de esplendor, de riqueza, de fama. De Dios son las riquezas. Dios mismo le dice que sigan construyendo, que Dios era el que llenaría de gloria ese lugar, no ellos mismos.
¿Cuándo sucederá esto? El segundo templo, una vez que estuvo terminado, no fue tan grandioso como el de Salomon. Más adelante Herodes hizo unas profundas reformas al templo, pero ni aún con esas reformas logró el resplandor del primer templo.
Un templo está aún por construir, yo no voy a discutir si el pueblo hebreo volverá a construirlo aquí en esta tierra, pero lo que si sé es que un nuevo lugar en el que estará la gloria y la presencia de Dios está por disfrutar, más allá de lo que viviremos en esta tierra.
* La paz
Ellos construían un templo en medio de imperios, de naciones en guerra, de pueblos que luchaban unos contra otros para dominar esa región tan importante como es palestina, un cruce de caminos y de intercambios.
Dios promete que algún día habrá paz, y evidentemente esta es una referencia a tiempos más lejanos que los de Jesús y que los nuestros.
Conclusión
a. Las cosas pasadas: Eclesiastés 7:10: “Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos. Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
b. El pueblo se desanima constantemente, de ahí la importancia de la predicación, de acudir a la iglesia a escuchar a Dios
c. un proyecto: Dios tiene un proyecto que aún no se ha terminado. El templo de aquella época no era el final del proyecto, el cumplimiento final del pacto. Era un paso intermedio, un paso necesario, la construcción del templo en el que se desarrollaría la sociedad judía en la que Jesús viviría. Pero no era ese el final.
“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”.
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