El padre de la patología moderna, Rudolph Virchow, afirma esto del Moisés de La Biblia y lo hace basado en varias razones fundamentales, Moisés legisló acerca de áreas tan importantes como:

  • Prevención de enfermedades
    • las leyes sobre impureza sexual evitaban que se transmitieran enfermedades como sífilis y gonorrea (entre otras)
    • al aislar a las personas con enfermedades en la piel evitaban el contagio de la sarna, lepra, viruela… entre otras
    • cuidados que se debían dar al cadáver y desinfección de las personas que prestaban esos cuidados
  • Desinfección por agua y fuego: Al pasar por agua o fuego los objetos contaminados, evitaba que los fómites se convirtieran en reservorios, es decir, destruían a los posibles microorganismos que pudieran alojarse en los objetos usados por los enfermos, a pesar de que no fue hasta el siglo XIX que se descubrió la existencia de los mismos .
  • Control de epidemias:
    • Clasificando y separando a sanos de enfermos, incluso en muchas ocasiones, al presentarse ante los sacerdotes dos veces, evitaban los falsos negativos.
    • En el caso de flujo masculino seguían siendo “impuros” hasta 7 días después de terminar sus síntomas
  • Fue el primer caudillo que en los preparativos de las batallas y al acampar ordenó que la eliminación de excrementos se realizara en las afueras de los campamentos
  • Legislación sobre alimentación y conservación de las comidas

Todas estas normas hicieron de las leyes mosaicas el más avanzado código sanitario de higiene y tratamiento del enfermo que se puede encontrar hasta la Edad Media. Presenta una legislación sanitaria cuya clave es la prevención de la enfermedad que incluye la limpieza corporal, la cuarentena y/o confinamiento y el saneamiento de locales y superficies; superiores incluso a las que podemos encontrar en la cultura egipcia recogidas en el papiro de Ebers.

Es una compilación tan avanzada que incluso recoge la figura de los inspectores sanitarios en la figura de los sacerdotes, que eran los encargados de verificar la salud o enfermedad de los israelitas.

Lo más importante para este pueblo nómada en el desierto por cuarenta años, sin la posibilidad de aprovisionarse de plantas curativas, era evitar la trasmisión de la enfermedad, es por eso que leemos leyes tan estrictas acerca del reconocimiento de las personas enfermas, su aislamiento para evitar el contagio y la limpieza de sus cuerpos y enseres al reintegrarse posteriormente en su vida normal, incluyendo las normas “de impureza sexual” para evitar las infecciones de este tipo.

Moisés llegó a tener tal entendimiento de cómo se desarrollaba la vida que afirmó en Lev 17:11 “la vida de la carne está en la sangre” aunque no fue hasta 1587-1657 que William Harvey pudo trazar el sistema circulatorio demostrando la importancia del mismo en nuestros procesos vitales.

Nosotros los cristianos sabemos que Moisés no fue ningún clarividente ni fue de su propia iniciativa que generó un proceso tan similar al que utilizamos hoy en día en la prevención de la enfermedad. Fue Dios mismo quien reveló a Moisés todos estos conocimientos en formas de leyes para proteger a cuidar a Su Pueblo.

Dios, desde el principio y de todas las formas posibles nos muestra su Amor, primero cuidando a su pueblo en medio de la dificultad; posteriormente mandando a Su Hijo Jesús a morir por nosotros y actualmente cuidándonos en medio de esta pandemia como sólo Él sabe cuidar a sus hijos.

“Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.”

Jeremías 29:11

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