En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Salmo 4:8

El sueño que viene tras la paz

Sin lugar a dudas, este es el versículo que destaca y que más se conoce de este salmo. Son palabras que nos prometen descanso.

El escritor garantiza que él puede dormir tranquilo. A pesar de que lo que le ocurre durante el día es lo suficientemente preocupante para tener pesadillas o al menos para no alcanzar un sueño profundo, él asegura que no es eso lo que le pasa, sino que al acostarse consigue que su mente y su cuerpo entren en la tranquilidad suficiente para reposar.

La confianza y la paz

El caso es que al llegar la noche, si no hacemos nada para evitarlo (como dormirnos viendo televisión, leyendo un libro o tomando algún medicamento), tenemos la oportunidad de revisar lo que ha pasado en nuestro día y en cómo está el estado de nuestra alma.

Al hacerlo, podemos colocar nuestras circunstancias en la confianza de que Dios está al tanto de ella (v.1); constituimos en la verdad (v.2); tomar consciencia de dónde proviene el valor de nuestra vida y de que somos escuchados y comprendidos (v.3); y confiar en que el día de mañana podremos volver a elegir hacer el bien y lo bueno (v.6).

Todo ello pone el fundamento para que, más allá de las circunstancias, anide la alegría y la calma que sólo provienen de Dios (v.7 y 8).

La intranquilidad del mal

Por otro lado, el desprecio (v.3), la mentira y el engaño (v.3), la consciencia por el mal cometido (v.4), la vida de desconfianza (v.5) y la incertidumbre acerca de lo que es bueno y malo (v.6) mantienen la mente inquieta. 

En este estado es lógico que el salmista nos llame a poner la atención en Dios, que es el único que puede regular la vida y en quien único podemos organizarla para traer el orden suficiente (v.3-5)

Conclusiones

Aunque estas cosas no tengan un efecto inmediato como si fuera un medicamento, lo que nos plantea el salmo es en cómo podemos moldear nuestro pensamiento de tal forma que con el tiempo nuestra alma se transforme para vivir descansada. En realidad es un remedio mucho más efectivo y duradero.

Por eso, este salmo nos da pautas de las cosas en las que podemos poner nuestra mente al llegar la noche y poner nuestra vida en un marco saludable: teme a Dios, medita en silencio, decide entregar tu vida a la justicia y que Él sea la guía de conducta y carácter.

Foto de Jordan Whitt en Unsplash