Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Salmo 45:2

La mayoría de las traducciones coinciden en que lo que el Salmista quiere decir es que el rey tiene palabras de gracia, tantas que se derraman, que no puede contenerlas en su boca. Esto significa que no es posible retenerlas aunque quiera. En a vida real, implica que lo más natural en él es el buen hablar y hacerlo deseando el bien y promoviendo la bondad. Porque le sale de dentro. Tendría que hacer un esfuerzo para contenerse.

El Salmo se dirige proféticamente a Jesús. Sólo de él ha podido decirse estas palabras con toda plenitud. Y si leemos detenidamente su vida, veremos que Él habló con su boca gracia para todos los que le rodeaban.

Sin embargo, también podemos varios ejercicios provechosos para nuestro crecimiento:

  • Pensar en las personas que tenemos a nuestro alrededor. ¿De quiénes podría decirse que su boca se acerca a esta expresión de rebosar palabras de gracia? Si pensamos en alguien así, será alguien de quien podemos ponernos bajo su influencia.
  • Un paso más complejo personalmente sería pensar en aquellos que nos conocen y poder preguntarles acerca de cómo son nuestras palabras, si están llenas de gracia, concretando en momentos en los que eso no ha sucedido. Por supuesto, eso nos llevará a reconocer, pedir perdón y ayuda a Dios para cambiar.
  • Ese análisis también lo podemos hacer nosotros mismos. Piensa en personas específicas, las más cercanas (marido, mujer, hijos, padres, amigos) y las más distanciadas (con quienes no deseamos estar). ¿Qué palabras de gracia podemos ofrecer?

Foto de Caroline Hernandez en Unsplash